jueves, 26 de febrero de 2009

CAPITULO II (2ª Parte)

Dos años mediaron entre la terminación de la obra de la nueva Iglesia y la bendición y colocación de la Santísima Virgen, sin que podamos vislumbrar a qué se debió esta dilación.
En 1649 estando en Santa Visita de Guadalcanal el Vicario general, presentó D. Alonso el siguiente Memorial: “D. Alonso Carranco de Ortega, vecino de esta Villa de Guadalcanal, digo: que para honra y gloria de Dios Nuestro Señor, por mi devoción, he hecho una Iglesia de Nuestra Señora de Guaditoca, en el sitio del Encinal de esta Villa, para trasladarla a ella, por ser la que tiene corta e indecente a la grandeza y milagros que esta gran Señora hace con esta Villa y los lugares circunvecinos; y porque la dicha Iglesia está acabada en toda forma a mi costa. = Suplico a Vmd. de licencia para trasladar a Nuestra Señora a la Iglesia nueva, que está en el mismo sitio, que en ello recibiré merced con justicia. =Don Alonso Carrasco de Ortega”.
Accedió el Vicario general a lo solicitado y dio el siguiente auto: “Vista esta petición por su merced el Sr. Licenciado Francisco Caballero de Yegros de la Orden de Santiago, Vicario perpetuo del Convento y Vicaría de Nuestra Señora Santa María de Tudía, Juez eclesiástico ordinario en ella por Su Magestad, como Administrador perpetuo de la dicha Orden = Otro sí: Vicario general de esta provincia de León, por su señoría el Sr. D. García de Eslava y Hoyos por la gracia de Dios Prior del real convento de San Marcos y de su provincia, del Consejo de su Magestad y de su Capellán = Dio comisión en forma al Doctor Don Alonso de Morales y Molina, de la Orden de Santiago, cura de la parroquial de Santa Ana de esta Villa, para que por su persona vea la Iglesia que está hecha para nuestra Señora de Guaditoca, en el Encinal de esta ésta dicha villa, y hallándola que esté con la decencia, ornato y capacidad que a el caso conviene y con más perfección que la Iglesia vieja en que ha estado la dicha Imagen, que está inmediatamente a ésta, pueda bendecir y bendiga la nueva mencionada en este pedimiento, según el Ritual romano, hecho todo lo cual y lo que más se pueda requerir en cosa que pide tanta atención y cuidado, le encargo la conciencia, para que obre como debe, y hecho todo se ponga por fe y testimonio al pie de este Auto = Y al Licenciado Fabián de Olmos, de la dicha Orden, Cura de la Iglesia mayor de esta Villa, habiendo hallado la dicha Iglesia ya bendita el día que se trasladase la dicha Imagen de Nuestra Señora de esta Villa para su colocación a la dicha nueva Iglesia, como párroco que es y a quien toca y pertenece asistir a la procesión y decir la misa cantada y lo demás tocante a este ministerio, se le deja su derecho a salvo para que obre según y de la manera que puede. Así lo proveyó, mandó y firmó, estando en esta Villa, en siete días del mes de Diciembre de mil seiscientos cuarenta y nueve años = Licenciado Francisco Cavallero = Por mandato del señor Vicario general, D. Pedro López Rubio, Notario.” (14)
Se bendijo solemnemente la Iglesia y de ello se levantó acta notarial que dice así: “Yo Domingo López Rubio, Clérigo, Presbítero, Notario Apostólico por autoridad apostólica y ordinaria y de la audiencia de su merced el Señor Vicario general, doy fe y testimonio de verdad en la forma que puedo, como hoy Domingo doce días del mes de Diciembre, como a las nueve horas del día poco más o menos, estando en el Encinal, término y jurisdicción de la villa de Guadalcanal, en la Iglesia nueva, que está hecha para colocación de Nuestra Señora de Guaditoca, el Dr. D. Alonso Morales de Molina, de la Orden de Santiago, Cura de la Iglesia Parroquial de Señora Santa Ana de la dicha villa de Guadalcanal y contenido en la comisión de este pliego, que tiene aceptada, con asistencia de los Licenciados Diego González Holgado y Antonio de Ayala, presbíteros, vecinos de dicha villa, estando revestidos, según y la manera que por la dicha Comisión se ordena, el dicho D. Alonso hizo la bendición de esta dicha nueva Iglesia, bendiciéndola con agua bendita por todas las partes que fueron necesarias, así dentro como fuera, como lo manda y dispone el Ritual romano, haciendo la procesión que en las rúbricas de dicho ritual se dispone y todo lo demás que al caso vino, a que fueron testigos a verlo hacer y cantar y oficiar D. Diego de Fuentes, Presbítero, Francisco Núñez Cordero, Presbítero asimismo y Francisco Rodríguez Montero, vecino de la dicha villa y otras muchas personas que a la ceremonia se hallaron presentes. Y para que conste de la verdad y que así pasó, di el presente de pedimento de D. Alonso Carranco de Ortega, vecino de la dicha villa de Guadalcanal, estando en el sitio retroscripto, en doce días del mes de Diciembre de mil seiscientos cuarenta y nueve años, y en fe de ello signé y firmé = En testimonio de verdad, Domingo López Rubio”.
El Templo, que edificó a sus expensas don Alonso Carranco, está situado a orillas del río Guaditoca, entre la ermita vieja y la peña de la aparición de la santísima Virgen y orientado de naciente a poniente: tiene un pórtico que le sirve de vestíbulo, en lo antiguo quedaba delante una amplia plazuela formada por los portales situados a los lados norte y sur, el templo al este, y quedaba abierta al oeste. A más de la puerta principal, situada a los pies del templo, tenía otra al lado sur, mirando al río, que fue cerrada en la primera mitad del siglo XIX y el portaje colocado en el inmediato caserío.
Tiene la Iglesia una sola nave, al estilo greco-romano: cubierta de bóveda dividida por arcos; la capilla mayor tiene una esbelta cúpula, con linterna, así como el camarín que es una espaciosa pieza cuadrada, a la que se sube por cómoda escalera. Toda la fábrica es de ladrillo y mampostería.
Todo el templo fue objeto de una concienzuda reparación y de importantes obras de adorno en 1913, de las que nos ocuparemos en lugar oportuno.
Las pinturas que revisten los muros son del siglo XVIII, y están en pésimo estado de conservación, debido a la incuria del tiempo, y al abandono y descuido, en que se ha tenido la Ermita durante muchos años: su autor fue un pintor de Llerena llamado Brieva y un hijo suyo.
En el testero principal del Camarín hay una buena pintura mural de la Virgen de Guaditoca, tal y como la vestían en el siglo XVIII. Tiene rostrillo, corona imperial y ráfaga de plata; la saya y manto al gusto de la época, de telas color encarnado, con joyas prendidas en las vestiduras; delante del pecho lleva el niños Jesús, vestido con las mismas telas que la Madre, lleva corona de plata, y al brazo un canastillo del mismo metal. A los pies de la Santa Imagen hay una media luna, también de plata. Las pinturas de cornisa para abajo han desaparecido, y en la bóveda no quedan más que algunos ángeles. En el muro de la derecha, en un hueco que imita una ventana, hay una pintura, retrato de un caballero santiaguista, que debe ser el Marqués de San Antonio; cuyas armas adornan las pechinas. Frente a la puerta de entrada, y formando juego con la pintura de la Santísima Virgen con el Niño en brazos, y a sus lados San José, San Joaquín y San Ignacio.
La bóveda principal de la Iglesia, ya no conserva más que restos de la pintura, que la adornó en otros tiempos; en el medio punto del lado del evangelio está la Justicia de Salomón y en el de la epístola, a los lados de las ventanas, San Isidro Labrador a la derecha, y Santa Magdalena a la izquierda. En las pilastras del arco toral Santiago y San Bartolomé. En la bóveda de la nave de la Iglesia y de la tribuna del coro alternan las virtudes y las estaciones con ángeles, escudos heráldicos, apóstoles y otros santos.
Con las más opuestas intenciones han afirmado unos D. Alonso no hizo otra cosa que restaurar el templo primitivo y otros que cuanto hay en el templo fue obra de D. Alonso o de sus descendientes. Los documentos que han llegado hasta nosotros, y de los cuales iremos dando noticias, permiten reconstruir la verdad. La obra de D. Alonso, a la que como hemos visto contribuyó la Hermandad, queda reducida a la nave de la Iglesia cubierta de techo a la bóveda de la capilla mayor y sacristía: y lo demás, el camarín, la bóveda de la nave, las pinturas, los portales, son debidos al esfuerzo de la Cofradía y a la piedad y generosidad de los devotos de la Virgen de Guaditoca.
Testó D. Alonso ante el Escribano Martín Murillo en 16 de Diciembre de 1653, y es lástima que no queden más que las dos primeras hojas de este testamento, faltando las demás en las que había de encontrarse algo interesante para la historia del Santuario de Guaditoca. Los últimos renglones dicen así: “Digo que por mi devoción he hecho una Iglesia a la Virgen Santísima de Guaditoca, cuya fiesta se hace y celebra….” (15). Por el testamento de su hijo don Pedro de Ortega, consta que dejó fundada una memoria para que se cumpliese en el día de la fiesta de Nuestra Señora de Guaditoca, y consistía en una Misa cantada, que se decía antes de la función principal, y la dotó con diez y seis reales.
Se enterró D. Alonso Carranco de Ortega en Santa María en la sepultura de sus antepasados.

(1) Historia de la Casa de Herrasti, señores de Domingo Pérez en Granada escrita por D. Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Vera Gadía Maldonado Alvarez de Alcozer Afan de Rivera Ortega Iriarte Salazar Ponze de León. VIII. actual Señor de dicha Casa y de el Palacio Casa Fuerte con Tiros de Artillería Tercias y Alcabalas de la Villa de Padul: Regidor Perpetuo de las Ciudades de Guadix y Alcalá la Real. Quien la dedica a María Santísima de las Angustias. Patrona de dicha Ciudad. En Granada, en la Imprenta de S.S. Trinidad Año 1750 pág. 254.
(2) Guaditoca, nombre árabe; parece compuesto, según D. A. Muñoz y Bosque de Uad que significa río, y de tdaika, que significa angostura, estrechez: todo unido sería Uad etd tdaika.
(3) Expediente de concesión del Patronato de la Iglesia de Guaditoca a D. Alonso de Ortega – Archivo Histórico Nacional.
(4) Pérez Herrasti _ loc. cit.
(5) Este privilegio fue confirmado por el Maestre y Capítulo General en 21 de Septiembre de 1.440, y habiendo surgido debates y contiendas entre las villas de Azuaga y Guadalcanal, nombró el Gran Maestre jueces que dieron sentencia aclaratoria en Guadalcanal a 20 de Noviembre de 1469. Nuevas confirmaciones dieron D. Alonso de Cárdenas en 9 de Mayo 1480 y los Reyes Católicos en 1494 – Archivo Municipal de Guadalcanal – Carpeta de privilegios.
(6) Expediente de la Visita general de ese año –Archivo de Santa María de Guadalcanal- legajo 234.
(7) Estos autos y los demás que se citarán, están tomado de los Cuadernos de Autos Capitulares de la Villa- Archivo Municipal. No ha sido empresa fácil investigar en el archivo del Ayuntamiento de Guadalcanal. Desde fines del siglo XVIII en que se hundieron las casas del Cabildo, no ha tenido la Villa casa propia hasta hace pocos años; el archivo después de la revolución de 1868 se colocó en la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, lugar a propósito para que la humedad y el abandono acabasen con los documentos que allí se depositaron sin orden no concierto. El actual Alcalde D. José Castelló, accediendo a ruegos del Autor trasladó los documentos que quedaban al Ayuntamiento y actualmente se trabaja en ordenarlos y catalogarlos. Aun quedan muchos de gran valor histórico.
(8) Protocolo de Escrituras –año 1638- folio 185 –Archivo Municipal de Guadalcanal.
(9) Archivo de la Secretaría del Arzobispado de Sevilla.
(10)Estos datos están tomados de la Visita de Capellanías de 1628, Archivo de Santa María de Guadalcanal y de las fundaciones de Capellanías y Memorias. Archivo del Arzobispado.
(11)Pérez Herrasti, ob. cit. casa VIII.
(12)Protocolo de escrituras –año 1671- fº 58.
(13)Protocolo de escritura, año 1638, folio 198.
(14)Este documento y el siguiente están en el Archivo Histórico Nacional – Orden de Santiago – Santuarios, leg. 540.
(15)Protocolo de este año, folio 436. Faltan los folios hasta 445. Dejó una memoria a honra del Apóstol San Pedro, y la cláusula dice así: ”Declaro que habrá diez y ocho años que por ser devoto del Apóstol San Pedro, Príncipe de la Iglesia, fundé una Memoria en que se me dice una Misa cantada el día de su fiesta en la Ermita del glorioso Santo, que está al pie de la Sierra de la Breña, y si faltare la dicha Ermita, se diga en la Iglesia de Santa María de esta Villa, y para ello di una huerta que tenía, linde con la que llaman de la Madre de Dios, y a esta llaman de San Pedro: y mando a mi heredero y los demás que sucedieron tengan cuidado en que se diga la Memoria.”

lunes, 23 de febrero de 2009

PEREGRINACION EXTRAORDINARIA 2009

En el trascurso de la Santa Misa del mes de Febrero (a la que acudió masivamente los devotos de Nuestra Patrona) se hizo pública la fecha de la peregrinación extraordinaria de 2009.

La misma se celebrará el domingo 22 de marzo de 2009, a partir de las 9 de la mañana. La Santa Misa del mes de Marzo coincidirá por tanto con la peregrinación, debido a que el último domingo de mes es el Pregón de Semana Santa de 2009, que será pronunciado por D.Jose Angel Fontecha Vazquez.

Conforme tengamos los datos de la peregrinación se harán públicos en este blog para conocimiento de todos sus visitantes.

jueves, 19 de febrero de 2009

Este domingo, Misa en el Santuario.

El próximo domingo, 22 de Febrero, a las 12.30 horas de la mañana tendrá lugar la misa del mes de Febrero en el Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal.

Estará presidida por Don Gabriel Sánchez García y cantada por el Coro Romero Nuestra Señora de Guaditoca.

Con esta misa, solo queda la del mes de Marzo antes que Nuestra Patrona regrese a Guadalcanal con motivo de la Romería de Abril.

domingo, 15 de febrero de 2009

CAPITULO II (1ª PARTE)

Situación de Guadalcanal en la primera mitad del siglo XVII.- D. Alonso Carranco de Ortega.- Fábrica del nuevo templo de Guaditoca.- Pedimento y licencia para bendecirlo.- Acta de la bendición.- Breve descripción del templo.- Muerte de don Alonso Carranco.

No era en la primera mitad del siglo XVII próspera la situación de Guadalcanal; por un expediente mandado instruir por Real Cédula de Felipe IV, dada en Madrid a 9 de Enero de 1642, para aumentar la dotación del Curato de Santa María, a petición del Ldo. D. Fabián de Olmos, religioso de la Orden de Santiago, que era el Párroco, consta que “la dicha villa y sus vecinos han venido en gran quiebra y disminución, así en haber faltado muchos de los vecinos que tenía, como en la pobreza que tienen los pocos que han quedado, y en particular los de dicha parroquia” (9).
Una de las causas, quizás la principal, del estado de la Villa, fue la emigración de muchos de sus hijos a América, y por cierto que no olvidaron a su pueblo natal, dejando testimonios fehacientes de su piedad y largueza. Merecen un recuerdo Jerónimo González de Alanís, el cual por testamento otorgado en 10 de Marzo de 1582, en la Ciudad de la Plata, provincia de Charcas, en el Perú, de donde era vecino, mandó que de su hacienda se tomasen 30.000 pesos de plata corriente, se pusieran a renta y se fundase un convento de monjas de Santa Clara, una Capellanía y un Pósito para los pobres de Guadalcanal; cuyas fundaciones llevaron a feliz término en su nombre, Fr. Antonio Delgado, Guardián de San Francisco y Catalina López, la Rincona, hermana del fundador y mujer de Cristóbal Muñoz, por escritura otorgada en Madrid en 4 de Mayo de 1591, asignando para el convento 408.000 maravedís, al Capellán 108.000, al Patrono 27.200 y al Pósito 38.953 del principal, los que impusieron sobre las Alcabalas de Guadalcanal, Llerena y Azuaga. Gonzalo García, fundó una capellanía en la parroquia de San Sebastián con 50.000 maravedís de principal, impuestos sobre las alcabalas de Sevilla. Catalina Rodríguez, la Cepera, dejó otra capellanía en la misma parroquia. Cristóbal Arcos Medina, dejó capellanía en Santa Ana, Teresa de Morales, vecina de Panamá, dejó 3.000 ducados para una capellanía servidera en la Iglesia Mayor. Alvaro de Castilla y Ramos, estando en Guanajuato, en Indias, por testamento otorgado en 17 de Septiembre de 1614, fundó un hospital y convento de Religiosas de la Concepción “en la plazuela que sale de calle Olleros”, con obligación de que las religiosas asistieran a cuatro enfermos del hospital, señalándoles 500 ducados de renta; su mujer D.ª María de Loja y Meneses por sí y en nombre de sus hijas, otorgó otra escritura en el mismo pueblo de Guanajuato a 19 de Abril de 1616, quitando a las religiosas la obligación de asistir enfermos; y por otra escritura otorgada en el mismo pueblo, en 16 de Enero de 1619, fundó una capellanía servidera en la Iglesia del Convento. Alonso González de la Pava, también enriquecido en Indias, dedicó 80.000 pesos para la fundación de otro convento de monjas en el sitio que estaba la capilla del Espíritu Santo, con hospital anejo; convento al que llama un cronista de la orden franciscana, al que perteneció, “una nueva planta en la cual se experimentan muchos medros de virtud”; fundando también capellanía y dejando otras obras pías en su testamento, digno de ser leído por el sabor de riquísima piedad de que está saturado. (10)
No era menor la piedad de los que quedaron en la Villa; entre ellos merece un recuerdo especial D. Alonso Carranco de Ortega, cuyo nombre y el de su piadosa mujer D.ª Beatriz de la Rica, van unidos a la fábrica del nuevo templo que levantaron a Nuestra Señora de Guaditoca. Era D. Alonso descendiente de los conquistadores de Extremadura. (11) Según el citado Pérez Herrasti, disfrutó esta familia un mayorazgo por merced del Gran Maestre Alonso de Cárdenas, concedido en el capítulo general, que celebro la Orden en Llerena; y los primeros que lo disfrutaron, fueron Lorenzo Remusgo de Gálvez y Francisco de Gálvez su hermano, de quienes pasó a Diego Díaz de Ortega, nieto de uno de ellos.
Nos parece que no es de tan remota fecha la fundación del Mayorazgo, pues el testamento de D. Pedro de Ortega Freire, hijo de D. Alonso, dice así: “Declaro que Pedro Lucas de Ortega mi abuelo instituyó y fundó un vínculo y mayorazgo por el testamento debajo de cuya disposición murió y señaló entre otros bienes la heredad de San Benito y la bodega con todo lo que le pertenece y las viñas que entonces tenía y sus zumacales que tiene; no se paga diezmo ni se debe pagar en virtud de cédula de privilegio y merced del Sr. Maestre de Santiago y por cuanto D. Alonso Carranco de Ortega mi padre y yo hemos comprado algunas viñas que le lindaban y hecho algunas posturas que todo está dentro de las dos cercas de el pozo hasta la bodega arriba, es mi voluntad que el poseedor del vínculo lleve lo que se ha comprado en parte de su legítima en precio de 20.000 reales, y el otro hermano lleve en recompensa de dichos 20.000 reales la heredad de viñas y bodega que tengo al sitio de la Burbana con una suerte de tierras que tiene a la puerta de la bodega; y quiero que si las viñas compradas de San Benito valiesen más que la dicha heredad de la Burbana y tierras que le pertenecen, la demasía y más valor lo lleve el poseedor del vínculo por razón de mejora, que así es mi voluntad”.(12)
Don Alonso fue hijo de D. Lucas de Ortega, Regidor de la Villa, y de D.ª Francisca de Gálves; nieto de D. Gonzalo Núñez Remusgo y biznieto de Martín Núñez: nació en Guadalcanal y se bautizó en la Parroquia Mayor en 2 de Abril de 1586. Noble de abolengo y piadoso y humilde de corazón, casó con una ilustre y no menos piadosa dama, D.ª Beatriz de la Rica, hija de D. Pedro Martín de Freire y de D.ª Elvira Rodríguez de la Rica, nacida en Guadalcanal y bautizada en la Parroquia Mayor en 11 de Febrero de 1585.
Era dueño D. Alonso, por herencia recibida de sus antepasados, de las tierras de los Berriales, lindantes con la vieja ermita. ¿Fue la idea de hacer la nueva Iglesia nacida del mandato de la visita de 1628, de que se reparase el templo? ¿Se trató en aquellos días entre los vecinos de la Villa y devotos de la Santísima Virgen de Guaditoca de mejorar y ampliar el templo primitivo, y en un arranque de piedad se decidió D. Alonso a costear de sus bienes la fábrica de la nueva Iglesia?
La falta de documentos nos impide contestar a estas preguntas. Consta ciertamente que ya se trabajaba en el nuevo templo en 1638 y que la Hermandad aportó alguna cantidad para la obra, por el testamento otorgado por don Alonso Carranco en 14 de Septiembre de ese año, en el cual hay la siguiente cláusula:
“Y por cuanto por la suma devoción que yo he tenido y tenga a la Santa Imagen de Nuestra Señoras de Guaditoca, mi muy particular abogada, reconocido de los grandes beneficios y mercedes que por su intercesión me ha hecho Nuestro Señor, hice y otorgué una escritura de contrato con Juan Velarde Tello, mayordomo que a la sazón era de su ermita, en que nos obligamos el dicho Juan Velarde a que daría trescientos ducados de limosna procedidas y que procediesen en la forma que se contiene en la escritura; y yo me obligué que dándomelos le haría una Iglesia; y, para que se continúe la obra, quiero y mando que D. Pedro de Ortega Freire, mi hijo y heredero, haya y cobre los dichos trescientos ducados del dicho Juan Velarde Tello, o de quien más haya lugar; y así cobrados continúe la dicha obra por cuenta de mi hacienda en la parte que sea necesario, demás de lo que a mi vez tengo gastados, que serán dos mil y cien ducados."(13)
Muy de sentir es que esta escritura no se haya encontrado, ni otras noticias acerca de la edificación del Templo. Se acabó la obra en 1647, según reza la lápida que está en la fachada de la Iglesia y que dice así:
A HONRA Y GLORIA DE DIOS Y DE SU SANTÍSIMA MADRE
HIZO ESTA OBRA DE ESTA SANTA CASA D. ALON-
SO CARRANCO DE ORTEGA
Y DOÑA BEATRIZ DE LA RICA SU MUGER Y DE SU
HAZIENDA
ACABOSE AÑO 1647
.

viernes, 13 de febrero de 2009

II Peregrinación Extraordinaria

La Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal, organizará para el próximo mes de marzo la segunda peregrinación extraordinaria al Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca.

Aunque está por determinar la fecha de la celebración de la misma, todo apunta a que será en la segunda quincena del mes de marzo.

Cuando se conozcan los detalles de la misma los publicaremos en este blog.

miércoles, 4 de febrero de 2009

CAPÍTULO I (2ª parte)

Ofrecemos la segunda parte del capítulo I del libro "El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca" de Antonio Muñoz Torrado.

"...Quizá esta fuera su primera colocación, a juzgar por la posición del Niño y por el destrozo hecho en su vestido, para separarlo sin duda de la Madre; a ello también induce el modo como está la parte inferior de la escultura de aquel, que revela que ha sido violentamente arrancado de donde estuviera colocado fijamente. Podría, pues, señalarse como época de la escultura el siglo XIV.
La devoción a la Virgen de Guaditoca no solo se extendió al vecino pueblo de Malcocinado, que hasta hace poco estuvo unido a Guadalcanal en lo eclesiástico y en lo civil, y a los de Azuaga, Berlanga, Valverde de Llerena y Ahillones, en los cuales desde antiguo existieron Hermandades en honra de Nuestra Señora de Guaditoca; sino que llegó hasta lugares más lejanos; siendo muy visitado el Santuario por su proximidad al camino de Andalucía a Extremadura, tan frecuentado, hasta que los modernos adelantos han llevado por sitio distinto la comunicación entre las dos regiones.
La devoción al Niño Jesús corre parejas con la que se ha profesado a Nuestra Señoras de Guaditoca; una tradición nos recuerda que lo llevaban por las fincas y caseríos próximos al Santuario, en especial en la recolección de la bellota y recibía como limosna gran cantidad de este fruto, con lo que se atendía a su culto; no escaseando otras limosnas y donativos. Aun tiene al brazo un pequeño canasto de plata con algunas bellotas del mismo metal.
El pueblo de Valverde de Llerena lo venera como a su Patrono; y hubo cofradía erigida en su honor, de la que hablaremos en otro capítulo. En un libro de esta Hermandad, que se conserva en la parroquia de Valverde, en una nota marginal hace referencia a la procesión que el Clero y pueblo hacían a la Cruz de Guaditoca, que está a la salida del pueblo, a la llegada del Niño Jesús, al que acompañaban con cánticos hasta la parroquia. Salía en la procesión el día del Corpus Chisti y su octava; y días después lo llevaban procesionalmente al Santuario.
Tenía el Niño Bellotero ricas andas de plata, de las que no queda más que la memoria.
No podemos precisar el tiempo en que se introdujo la costumbre de separarlo de la Imagen de la Virgen: desde luego a mediados del siglo XVIII, encontramos en los inventarios de la Marquesa de San Antonio una indicación de que había otro, del cual no queda más que la memoria, que tenía la Virgen en los brazos.
El más antiguo documento referente al Santuario, que ha llegado a nuestras manos, es el auto de Visita de 1628, en cuyo año la hizo en (6) Guadalcanal el Ldo. D. Andrés de Barra, caballero del hábito de Santiago, Consultor del santo oficio de la Inquisición, Vicario perpetuo del Convento y Vicaría de Santa María de Tentudía y Juez eclesiástico ordinario de ella por la Orden, y Vicario General de San Marcos de León, por ausencia de D. Francisco de Tena, Prior: por las muchas ocupaciones que le ocasionaba la santa visita de la villa, delegó en el Presbítero de Guadalcanal, Licenciado D. Diego García de la Rubia, para que acompañado de notario, visitase las Capillas e Iglesias del extramuros, como lo realizó; visitando el día 10 de Junio las ermitas de San Pedro, San Benito, San Juan y Nuestra Señora de los Remedios, mandando en esta última “que se quiten muchos santos de papel que el santero tiene puestos en el frontispicio de la Capilla, y unos paños así mismo de vedenes que más provocan a risa que a devoción; y al día siguiente hizo la visita de la capilla de San Antonio, en las famosas minas del Pozo Rico, y de allí marchó a Guaditoca, “ermita, dice el auto, de mucha devoción; y habiéndola visto y mirado por dentro, le parece tiene necesidad de recorrerse parte de ella y la casilla del casero; y que a la campanilla que tiene se le eche un eje, porque el que tiene está podrido y sin provecho, y así mismo le falta un frontal; que para uno y otro tiene caudal dicha ermita. Y esto le parece y lo firmó”. Visitó por último Santa Marina, “que es una ermita tan antigua”.
Al año siguiente fue elegido Regidor de la Villa D. Alonso Carranco, cuyo nombre va unido a la edificación del nuevo Santuario.
Anterior al templo actual, y testimonio de la antigua devoción de Guadalcanal a su Patrona, es un auto de la Justicia y Regimiento de la Villa, de gran valor. En 19 de Abril de 1637 se celebró Cabildo, al que asistieron Juan González de la Pava y Juan de Castilla Freire, Alcaldes ordinarios; Fernando Gorgazo, Cristóbal Yanes de Gálvez, Antonio de Fonseca y Sebastián de Gorgazo, regidores; Pedro de Ortega Freire, Alférez Mayor de la Villa; Rodrigo de Ayala Sotomayor, Juan de Ortega y Diego Díaz de Ortega, regidores.
“En este Cabildo se acordó que por cuanto siempre que ha habido necesidad en esta república de pedir a Dios Nuestro Señor remedio en las necesidades de ella, lo ha hecho poniendo por intercesora a Nuestra Señora de Guaditoca, con quien se ha conseguido el cumplimiento de dichas necesidades y de toda esta comarca, que tiene devoción a celebrar sus fiestas y tienen fundada hermandad; y porque de presente la necesidad de agua para los trigos, así para que no suba el precio que tiene el seco, como para que Dios Nuestro Señor en dicho fruto y los demás nos haga merced; se acordó que se traiga a esta bendita Señora con toda la veneración posible y que se haga pregonar públicamente en esta Villa para que mañana Domingo, que se cuentas diez y nueve de este dicho mes, sean sabedores cómo se ha de traer y se envíen a hacer diligencias a Valverde, Ahillones, que tienen fundadas Hermandades, para que acudan con los estandartes de su Hermandad cada una para acompañar en la procesión con su cera: y se comete la disposición de traer a esta Señora a el Convento de Monjas del Espíritu Santo de esta Villa a don Pedro de Ortega, Alférez y a D. Rodrigo de Ayala, regidor perpetuo de ella, para que estando allí se traiga en procesión general a la Iglesia Mayor de esta Villa a donde se le diga un novenario con mucha devoción; y que se publique para que todos los hijos de esta Villa acudan a él; y que la cera que fuere necesaria se saque de la que tiene la Hermandad de los regidores con cuenta de lo que pesare y gastare y se pague de la limosna que se juntare y si faltare algo lo pague la Villa”.
Los gastos fueron más crecidos que las limosnas que recogieron los Comisarios, y éstos, cumpliendo el anterior auto del Cabildo, acudieron en 26 de Mayo siguiente a la Villa, la que accediendo al pedimento que presentaron aquellos, mandó librar setecientos sesenta y dos reales y diez y ocho maravedís, para pagar los gastos de la traída, fiestas y vuelta a su Santuario de la Venerada Imagen de Nuestra Señora de Guaditoca.(7)
Al siguiente año de 1638 D.ª Catalina de Ortega, mujer de D. Juan Velarde Tello, Mayordomo de la Cofradía de Nuestra Señora de Guaditoca, en testamento otorgado en 25 de Agosto hizo un legado a dicha Imagen, y la cláusula dice así: “Mando Mayor a Nuestra Señora de Guaditoca una vaquita de tela azul”.(8)

Ya por ese tiempo se labraba nuevo templo a expensas de D. Alonso Carranco y con el dinero que aportó la Hermandad, de lo cual trataremos en el siguiente capítulo
."


(1) Historia de la Casa de Herrasti, señores de Domingo Pérez en Granada escrita por D. Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Vera Gadía Maldonado Alvarez de Alcozer Afan de Rivera Ortega Iriarte Salazar Ponze de León. VIII. actual Señor de dicha Casa y de el Palacio Casa Fuerte con Tiros de Artillería Tercias y Alcabalas de la Villa de Padul: Regidor Perpetuo de las Ciudades de Guadix y Alcalá la Real. Quien la dedica a María Santísima de las Angustias. Patrona de dicha Ciudad. En Granada, en la Imprenta de S.S. Trinidad Año 1750 pág. 254.
(2) Guaditoca, nombre árabe; parece compuesto, según D. A. Muñoz y Bosque de Uad que significa río, y de tdaika, que significa angostura, estrechez: todo unido sería Uad etd tdaika.
(3) Expediente de concesión del Patronato de la Iglesia de Guaditoca a D. Alonso de Ortega – Archivo Histórico Nacional.
(4) Pérez Herrasti _ loc. cit.
(5) Este privilegio fue confirmado por el Maestre y Capítulo General en 21 de Septiembre de 1.440, y habiendo surgido debates y contiendas entre las villas de Azuaga y Guadalcanal, nombró el Gran Maestre jueces que dieron sentencia aclaratoria en Guadalcanal a 20 de Noviembre de 1469. Nuevas confirmaciones dieron D. Alonso de Cárdenas en 9 de Mayo 1480 y los Reyes Católicos en 1494 – Archivo Municipal de Guadalcanal – Carpeta de privilegios.
(6) Expediente de la Visita general de ese año –Archivo de Santa María de Guadalcanal- legajo 234.
(7) Estos autos y los demás que se citarán, están tomado de los Cuadernos de Autos Capitulares de la Villa- Archivo Municipal. No ha sido empresa fácil investigar en el archivo del Ayuntamiento de Guadalcanal. Desde fines del siglo XVIII en que se hundieron las casas del Cabildo, no ha tenido la Villa casa propia hasta hace pocos años; el archivo después de la revolución de 1868 se colocó en la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, lugar a propósito para que la humedad y el abandono acabasen con los documentos que allí se depositaron sin orden no concierto. El actual Alcalde D. José Castelló, accediendo a ruegos del Autor trasladó los documentos que quedaban al Ayuntamiento y actualmente se trabaja en ordenarlos y catalogarlos. Aun quedan muchos de gran valor histórico.
(8) Protocolo de Escrituras –año 1638- folio 185 –Archivo Municipal de Guadalcanal.