domingo, 15 de febrero de 2009

CAPITULO II (1ª PARTE)

Situación de Guadalcanal en la primera mitad del siglo XVII.- D. Alonso Carranco de Ortega.- Fábrica del nuevo templo de Guaditoca.- Pedimento y licencia para bendecirlo.- Acta de la bendición.- Breve descripción del templo.- Muerte de don Alonso Carranco.

No era en la primera mitad del siglo XVII próspera la situación de Guadalcanal; por un expediente mandado instruir por Real Cédula de Felipe IV, dada en Madrid a 9 de Enero de 1642, para aumentar la dotación del Curato de Santa María, a petición del Ldo. D. Fabián de Olmos, religioso de la Orden de Santiago, que era el Párroco, consta que “la dicha villa y sus vecinos han venido en gran quiebra y disminución, así en haber faltado muchos de los vecinos que tenía, como en la pobreza que tienen los pocos que han quedado, y en particular los de dicha parroquia” (9).
Una de las causas, quizás la principal, del estado de la Villa, fue la emigración de muchos de sus hijos a América, y por cierto que no olvidaron a su pueblo natal, dejando testimonios fehacientes de su piedad y largueza. Merecen un recuerdo Jerónimo González de Alanís, el cual por testamento otorgado en 10 de Marzo de 1582, en la Ciudad de la Plata, provincia de Charcas, en el Perú, de donde era vecino, mandó que de su hacienda se tomasen 30.000 pesos de plata corriente, se pusieran a renta y se fundase un convento de monjas de Santa Clara, una Capellanía y un Pósito para los pobres de Guadalcanal; cuyas fundaciones llevaron a feliz término en su nombre, Fr. Antonio Delgado, Guardián de San Francisco y Catalina López, la Rincona, hermana del fundador y mujer de Cristóbal Muñoz, por escritura otorgada en Madrid en 4 de Mayo de 1591, asignando para el convento 408.000 maravedís, al Capellán 108.000, al Patrono 27.200 y al Pósito 38.953 del principal, los que impusieron sobre las Alcabalas de Guadalcanal, Llerena y Azuaga. Gonzalo García, fundó una capellanía en la parroquia de San Sebastián con 50.000 maravedís de principal, impuestos sobre las alcabalas de Sevilla. Catalina Rodríguez, la Cepera, dejó otra capellanía en la misma parroquia. Cristóbal Arcos Medina, dejó capellanía en Santa Ana, Teresa de Morales, vecina de Panamá, dejó 3.000 ducados para una capellanía servidera en la Iglesia Mayor. Alvaro de Castilla y Ramos, estando en Guanajuato, en Indias, por testamento otorgado en 17 de Septiembre de 1614, fundó un hospital y convento de Religiosas de la Concepción “en la plazuela que sale de calle Olleros”, con obligación de que las religiosas asistieran a cuatro enfermos del hospital, señalándoles 500 ducados de renta; su mujer D.ª María de Loja y Meneses por sí y en nombre de sus hijas, otorgó otra escritura en el mismo pueblo de Guanajuato a 19 de Abril de 1616, quitando a las religiosas la obligación de asistir enfermos; y por otra escritura otorgada en el mismo pueblo, en 16 de Enero de 1619, fundó una capellanía servidera en la Iglesia del Convento. Alonso González de la Pava, también enriquecido en Indias, dedicó 80.000 pesos para la fundación de otro convento de monjas en el sitio que estaba la capilla del Espíritu Santo, con hospital anejo; convento al que llama un cronista de la orden franciscana, al que perteneció, “una nueva planta en la cual se experimentan muchos medros de virtud”; fundando también capellanía y dejando otras obras pías en su testamento, digno de ser leído por el sabor de riquísima piedad de que está saturado. (10)
No era menor la piedad de los que quedaron en la Villa; entre ellos merece un recuerdo especial D. Alonso Carranco de Ortega, cuyo nombre y el de su piadosa mujer D.ª Beatriz de la Rica, van unidos a la fábrica del nuevo templo que levantaron a Nuestra Señora de Guaditoca. Era D. Alonso descendiente de los conquistadores de Extremadura. (11) Según el citado Pérez Herrasti, disfrutó esta familia un mayorazgo por merced del Gran Maestre Alonso de Cárdenas, concedido en el capítulo general, que celebro la Orden en Llerena; y los primeros que lo disfrutaron, fueron Lorenzo Remusgo de Gálvez y Francisco de Gálvez su hermano, de quienes pasó a Diego Díaz de Ortega, nieto de uno de ellos.
Nos parece que no es de tan remota fecha la fundación del Mayorazgo, pues el testamento de D. Pedro de Ortega Freire, hijo de D. Alonso, dice así: “Declaro que Pedro Lucas de Ortega mi abuelo instituyó y fundó un vínculo y mayorazgo por el testamento debajo de cuya disposición murió y señaló entre otros bienes la heredad de San Benito y la bodega con todo lo que le pertenece y las viñas que entonces tenía y sus zumacales que tiene; no se paga diezmo ni se debe pagar en virtud de cédula de privilegio y merced del Sr. Maestre de Santiago y por cuanto D. Alonso Carranco de Ortega mi padre y yo hemos comprado algunas viñas que le lindaban y hecho algunas posturas que todo está dentro de las dos cercas de el pozo hasta la bodega arriba, es mi voluntad que el poseedor del vínculo lleve lo que se ha comprado en parte de su legítima en precio de 20.000 reales, y el otro hermano lleve en recompensa de dichos 20.000 reales la heredad de viñas y bodega que tengo al sitio de la Burbana con una suerte de tierras que tiene a la puerta de la bodega; y quiero que si las viñas compradas de San Benito valiesen más que la dicha heredad de la Burbana y tierras que le pertenecen, la demasía y más valor lo lleve el poseedor del vínculo por razón de mejora, que así es mi voluntad”.(12)
Don Alonso fue hijo de D. Lucas de Ortega, Regidor de la Villa, y de D.ª Francisca de Gálves; nieto de D. Gonzalo Núñez Remusgo y biznieto de Martín Núñez: nació en Guadalcanal y se bautizó en la Parroquia Mayor en 2 de Abril de 1586. Noble de abolengo y piadoso y humilde de corazón, casó con una ilustre y no menos piadosa dama, D.ª Beatriz de la Rica, hija de D. Pedro Martín de Freire y de D.ª Elvira Rodríguez de la Rica, nacida en Guadalcanal y bautizada en la Parroquia Mayor en 11 de Febrero de 1585.
Era dueño D. Alonso, por herencia recibida de sus antepasados, de las tierras de los Berriales, lindantes con la vieja ermita. ¿Fue la idea de hacer la nueva Iglesia nacida del mandato de la visita de 1628, de que se reparase el templo? ¿Se trató en aquellos días entre los vecinos de la Villa y devotos de la Santísima Virgen de Guaditoca de mejorar y ampliar el templo primitivo, y en un arranque de piedad se decidió D. Alonso a costear de sus bienes la fábrica de la nueva Iglesia?
La falta de documentos nos impide contestar a estas preguntas. Consta ciertamente que ya se trabajaba en el nuevo templo en 1638 y que la Hermandad aportó alguna cantidad para la obra, por el testamento otorgado por don Alonso Carranco en 14 de Septiembre de ese año, en el cual hay la siguiente cláusula:
“Y por cuanto por la suma devoción que yo he tenido y tenga a la Santa Imagen de Nuestra Señoras de Guaditoca, mi muy particular abogada, reconocido de los grandes beneficios y mercedes que por su intercesión me ha hecho Nuestro Señor, hice y otorgué una escritura de contrato con Juan Velarde Tello, mayordomo que a la sazón era de su ermita, en que nos obligamos el dicho Juan Velarde a que daría trescientos ducados de limosna procedidas y que procediesen en la forma que se contiene en la escritura; y yo me obligué que dándomelos le haría una Iglesia; y, para que se continúe la obra, quiero y mando que D. Pedro de Ortega Freire, mi hijo y heredero, haya y cobre los dichos trescientos ducados del dicho Juan Velarde Tello, o de quien más haya lugar; y así cobrados continúe la dicha obra por cuenta de mi hacienda en la parte que sea necesario, demás de lo que a mi vez tengo gastados, que serán dos mil y cien ducados."(13)
Muy de sentir es que esta escritura no se haya encontrado, ni otras noticias acerca de la edificación del Templo. Se acabó la obra en 1647, según reza la lápida que está en la fachada de la Iglesia y que dice así:
A HONRA Y GLORIA DE DIOS Y DE SU SANTÍSIMA MADRE
HIZO ESTA OBRA DE ESTA SANTA CASA D. ALON-
SO CARRANCO DE ORTEGA
Y DOÑA BEATRIZ DE LA RICA SU MUGER Y DE SU
HAZIENDA
ACABOSE AÑO 1647
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