viernes, 25 de junio de 2010

GALERÍA CORPUS 2010

Publicamos unas instantáneas recibidas de nuestro hermano D. Jose Miguel García Gálvez, tomadas en la pasada Procesión del Santísimo Sacramento (Corpus Christi) a la que Nuestra Señora de Guaditoca acompañó como es tradición de nuestro pueblo:







martes, 22 de junio de 2010

Señor del Gran Poder, Señor de Sevilla


"... A continuación, percibiremos el caminar seguro y firmísimo del Cristo de Sevilla. De ese Cristo del Gran Poder, que es Dios mismo que cruza nuestras calles cuando la ciudad entera se ha hecho ruta, borde, y ladera, de ese divino caminar.
Porque para Ti, Cristo Bendito del Gran Poder, ya lo he dicho y vuelvo a repetirlo:

Toda Sevilla, Señor,
es borde de tu camino;
toda su luz, resplandor
de tu farol encendido;
todo su aire, como el paso
de tu sublime martirio;
Todos sus balcones, jarras
cinceladas de platino;
toda su gracia, faldones
a tu sereno equilibrio;
todas sus calles y plazas
amargura sin sonido;
toda su sombra, la túnica
de tu cuerpo dolorido;
todo su mirar agujas,
bordándola de oro fino;
todas sus coplas,
saetas clavándose en tus oídos;
toda su voz, capataz
para alzarte con cariño;
todas sus flores, claveles
para cuajarte en los frisos;
todo vuelo, golondrina
para arrancar tus espinos;
todo recuerdo, oración;
todas las promesas, lirios;
todas las fuentes, de llantos;
todo el silencio delirio
y anónimo costalero,
la blanca flor del suspiro.
¡Quien vio cruzar al Gran Poder,
vio caminar a Dios mismo!"

(Antonio Rodríguez Buzón, 1954)



A todos los Hermanos del Gran Poder

jueves, 17 de junio de 2010

CAPÍTULO X (2ª Parte)

" ... Al siguiente día, se reunió el Ayuntamiento y los Comisionados hicieron relación de su visita al Vicario; y el Corregidor dijo que en el día anterior D. Paulino de Caro, cura de Santa María dirigió carta al Ayuntamiento, la que entregó en la audiencia del Vicario, en la cual “haciendo presente a este Ayuntamiento que la disposición de traer dicha Soberana Imagen a otra parroquia le parece ser un perjuicio de la suya y de su ministerio y que esto procede de algunos resentimientos; deseoso de contribuir por su parte al honor y respeto de su Iglesia y al del Ayuntamiento, le ha parecido manifestar su buen deseo en los términos que lo ejecuta, ofreciéndose desde luego a los medios que este Ayuntamiento tenga por conveniente al logro del fin de la concordia que se propone.” Enterado el Ayuntamiento de la buena disposición del Párroco acordó: “a que traiga y coloque la Soberana Imagen de Nuestra Señora de Guaditoca a la dicha parroquia de Santa María, para la pública deprecación que está decretada y funciones que se acostumbran en la próxima pascua de Pentecostés.”
En sesión de 7 de Mayo de 1788, el Sr. Corregidor dio cuenta de un papel del Vicario que se le entregó el día anterior por D. Juan de Tena, presbítero con cubierta a los señores Justicia y Regimiento de ella, dando las gracias a este Ayuntamiento por la condescendencia con que atendió a la solicitud del cura de Santa María que este hizo por mediación de aquel: se acordó traer la Virgen al día siguiente. Se nombraron Comisarios a D. Cayetano de Ayala, D. Pedro Tena y Cote, don Luis Castilla y Monsalve y D. Manuel Hidalgo; y como algún capitular anunciase que el Vicario había dado orden, pena de excomunión mayor, de que no repicasen las campanas, se dispuso “se pase oficio fin de que manifieste si es o no cierta y dirigida a impedir la resolución del Ayuntamiento, o motivada por otra causa diversa, y resultando ser cierta y encaminada a impedir o suspender lo resuelto, se de cuenta para acordar los recursos conveniente; y no siendo se cite a dicho Párroco, para hora de las tres de la tarde, a fin de tratar y conferir lo conducente”.


En el mismo día cumplió el Escribano su cometido y el Vicario D. Juan de Gálvez Rubio, presbítero, le respondió: “que por justas causas y motivos, que se reserva en sí, y expresará en caso de que por escrito se la pase oficio por el Iltre. Ayuntamiento, ha dado providencia para que se hiciese saber (que con efecto se habrá hecho) a los tres Párrocos y sacristanes de esta Villa, no echen el toque de campanas para el efecto de traer al pueblo la soberana Imagen de Ntra. Sra. De Guaditoca hasta que a esta Señora se le hagan en su Ermita las funciones que se acostumbran hacer en la próxima Pascua de Pentecostés; y que tampoco se remueva dicha Soberana Imagen hasta pasado dicho tiempo.”
Celebró el Ayuntamiento nueva sesión, y oído lo anterior, acordaron suspender la traída de la Virgen y acudir al Real Consejo.
En el mismo cabildo se leyó un pedimiento del Alférez mayor, D. Juan Pedro de Ortega, administrador perpetuo del Santuario, pidiendo se suspendiera el acuerdo de traer la Imagen porque ya llueve y está próxima la feria, y no recayó acuerdo por haberse tomado ya; pero afirmó el Cabildo “que no se conoce el derecho, ni privilegio de la feria que se supone.”


En la sesión de 11 de Mayo se leyó un oficio del Vicario, fecha 10, en el que da cuenta de que “tiene determinado que en el día 14 del corriente, todo el estado eclesiástico, así secular como regular de ella, traiga la sagrada Imagen de Ntra. Sra. De Guaditoca a la Parroquia de Santa María, como lo tienen determinado este Ilustre Ayuntamiento, cuya venida hará anunciar con repique general de campanas, a fin de que se sirva continuar con la pluvia; lo cual hace presente a esta Villa, para que, si fuere de su agrado, contribuya al obsequio de dicha Señora, como lo tienen de costumbre”. Acordó la Villa, después de mucha reflexión, que “por no causar nuevos embarazos, ni exponerse a mayores desórdenes, deja correr la violencia y desprecio que se le hace de sus facultades, para reclamarlas en tribunal competente.
El Corregidor recibió dos papeles, uno fecha 11 que se le entregó después de la diez de la noche por el escribano Antonio Melgarejo, y el 2º en la tarde del 14 por la misma mano, ambos del Vicario D. Juan Gálvez Rubio; el 1º relativo a traer la Virgen y el 2º de haberla traído en el mismo día, y de ellos dio cuenta al Ayuntamiento en 15 de Mayo, y protestó este nuevamente “sin perjuicio de los obsequios que son propios de la devoción y fervor de cada uno de los señores Capitulares, que hallan un nuevo embarazo en la disposición de la procesión general que se propone por dicho señor Vicario para trasladar la soberana Imagen desde la Iglesia del Convento de religiosas, en que parece haberse depositado, a la de Santa María; y que obteniendo este Ayuntamiento de la superioridad la resolución conveniente, se procederá en

su observancia a la ostentación de sus particulares obsequios y que de ello se pase al Sr. Vicario testimonio.”

Parece (no está en las comunicaciones del Vicario) que el pueblo fue el que dispuso traer la Virgen, “que hubo conmoción de parte del pueblo y sexo femenino y promulgación de censuras por la improvisada orden de hacer retroceder la Imagen a su Ermita”.
Un Capitular, D. Pedro de Galves, “por evitar la nota de no concurrir la Villa a la procesión general, dijo le parecía conveniente que concurriese.”
Terminó tan enojoso asunto en la sesión que celebró el Ayuntamiento en 16 de Mayo, a la que concurrieron el Vicario y el Cura de Santa María D. Paulino Rafael de Caro, y si bien las explicaciones que ambos dieran de los sucesos pasados no eran lo satisfactorias que los Regidores deseaban, “por respeto a dicha soberana Imagen y en demostración de la benignidad con que el Ayuntamiento abraza la explicada satisfacción, aunque limitada, y oye la intercesión y súplica de dichos Sres. Vicario y Cura, conviene el Ayuntamiento en asistir en cuerpo de tal a las funciones que son de costumbre en dicha parroquia y a la procesión general, que se resolvía y resolvió se ejecute en el día de mañana; y a su efecto acordaron llevar adelante el nombramiento de comisarios que tienen hecho, y que se publique así para que conste al pueblo y para el aseo de las calles, reservándose el Ayuntamiento para después lo conducente a la prosecución de sus derechos."


Falleció D. Juan Pedro de Ortega en 18 de Octubre de 1788, dejando cuatro hijos, llamándose el mayor D. Francisco de Ortega y Tena, y la viuda, D.ª María Teresa de Tena obtuvo el nombramiento judicialmente de tutora y curadora de ellos, y en su consecuencia como representante legal de su hijo mayor don Francisco, tomó posesión de los vínculos y demás derechos que a este correspondían. "


viernes, 11 de junio de 2010

"EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE GUADITOCA" Capítulo X

Fiestas de rogativa en 1779.- Pretensiones del Patronato sobre aplicación de Misas en el Santuario.- Alcance a favor del caudal de la Virgen.- Escritura de censo.- Sucesos con motivo de la traída de la Santa Imagen en 1788.- Muerte de D. Juan Pedro de Ortega.-

Muy solemnes fueron las funciones que se dedicaron en 1779 a la Virgen Santísima de Guaditoca, con ocasión de la necesidad de agua que se sufrió en ese año. Acordó la Villa en 19 de Abril traer la Santa Imagen para implorar del cielo remedio a la aflicción y nombró Comisario de las fiestas a D. Juan Pedro de Ortega.
En la mañana del día 22, se trajo la Santa Imagen con la solemnidad y en la forma acostumbrada en tales ocasiones; y el día 25 la Villa dispuso fiestas religiosas extraordinarias a cargo de los barrios y de los gremios “con el deseo de que se consigan las misericordias de Dios, a cuyo fin se están practicando solemnes rogativas por la intercesión de María Santísima bajo el nombre de Guaditoca, como patrona y titular de esta Villa, y continuarán hasta cumpliese nueve días; y para que por los respectivos cuerpos gremiales se haga igual súplica, y por los barrios de las tres parroquias, según lo han usado otras veces en iguales ocasiones de necesidad, nombraron para el de Santa María, a Francisco Gómez y a Francisco Marques el Menor; para el de Santa Ana, a Diego y Lorenzo Cabezas; para el de San Sebastián, a Juan Sánchez Romero y a Agustín Vázquez; para la clase de labradores a Juan Riaño, Francisco Albarrán, Vicente Cortés y Manuel Pinelo; para los hortelanos a Francisco Galván y José Gordón y Benigno Rivero; para los molineros a Antonio Guerrero y Francisco Palacios, para los arrieros a Antonio Cerero y Alonso García; para los muleros a Francisco López Chucano y Diego Díaz; para el gremio de zapateros a Pedro Fontán Alvaro de Gálvez, Juan Veloso y Francisco del Valle; para los demás gremios de artesanos a Nicolás de Arenas, de la calle San Bartolomé, tejedor de lienzos, de sastres a Eusebio Ugía; de herreros a Vicente Hernández; de herradores a Sebastián de Arroyo; para el de barberos a José Pizarro el Menor; para los carpinteros a Jerónimo Espino; para el gremio de mercaderes y tenderos en función sola a Antonio Cordo y José Cristóbal, de cuyos nombramientos se les pase lista por el presente escribano para que lo tengan entendido y apliquen su devoción.”
El nuevo Patrono del Santuario D. Juan Pedro de Ortega, acudió en 1780 al Vicario general de San Marcos de León, D. Antonio Bustamante, que estaba en la inmediata Villa de Berlanga practicando la Santa Visita, para que le confirme el derecho que cree tener para recoger las misas de voto que se ofrecen a la Santísima Virgen; pidiendo también que las hermandades de Ahillones, Valverde y Berlanga “a las que se tienen concedida casas en el Santuario, le rindan cuentas anualmente y le entreguen lo que pertenece a la Virgen después de pagar los gastos.” El Vicario general accedió a la petición en 17 de Abril del mentado año y dio comisión a D. Pedro López, de Guadalcanal, para que por ante Notario diese cumplimiento a lo mandado.
Tengo por cosa segura que éste fue el principio de la decadencia de aquellas Cofradías, que sobrevivieron a la de Guadalcanal por la libertad de que hasta ahora habían gozado; pero al someterlas al Administrador y quedar obligadas a rendirle cuentas y a entregarle el sobrante de sus rentas, se les asestó rudo golpe y, por si no fuera bastante, el traslado de la feria, años después a Guadalcanal, acabó definitivamente con ellas.
No sabemos si aquellas Hermandades protestaron, o no: pero sí que la Comunidad de Sacerdotes de la Parroquia mayor, se dispuso a oponerse a esta intromisión de D. Juan Pedro de Ortega y Tena y se hizo alguna gestión por acuerdo de la Comunidad. En 30 de Julio de 1783, no habiendo obtenido resultados favorables, se reunió de nuevo, presidiendo por indisposición del Párroco, D. Juan Espinola, Teniente cura, (72) e hizo saber que se reunían “a fin de acordar y determinar sobre la acción de cobrar las misas que se ofrecen a la Virgen de Guaditoca en su Ermita, a que entremetió su Mayordomo” y acordaron continuar el litigio, confirmando y en su caso renovando el poder general que la Comunidad tenía dado a su Mayordomo D. Francisco Marques; y “respecto a que el mismo Mayordomo de la dicha Ermita ha querido usurpar la acción que también le compete a esta colecturía de numerar y contar los asistentes a la procesión que en la referida Ermita se celebra en el último día de la feria, y de consiguiente el pago de sus obenciones, las cuales negaba el Patrono a los ordenados de mayores y menores órdenes, individuos de esta Comunidad. Se acordó asimismo por todos de conformidad, excepto D. Lorenzo de Alba que lo repugnó, se continúe y defienda dicha acción como el cobro de la obenciones pertenecientes a los referidos ordenados: así lo acordaron.”
Proseguía este litigio en 1789 porque en ese año se dio poder “para continuar el pleito sobre el cobro de las misas, que se mandan decir en Guaditoca, con D. Juan Pedro de Ortega, como administrador, y con D. Fernando Páez Carrasco, Presbítero, como Capellán de dicha Iglesia, a favor de D. Antonio Cerezo, colector actual”, por muerte de D. Francisco Márquez; sin que se haya encontrado otra noticia posterior de este pleito.
Por los años 1783 presentó cuentas el Patrono a la Santa Visita, según tenían de obligación los Administradores del Santuario, y el estado de ellas fue muy próspero para el caudal de la Santísima Virgen, y resultó alcanzada la administración, por lo que se mandó por el Señor Visitador que D. Juan Pedro colocase a censo la cantidad de 8.000 reales de que aparecía deudora la Administración y D. Juan Pedro de Ortega se apresuró a cumplir lo mandado dirigiendo al Vicario general, que estaba en la Villa, una solicitud en la que dice: “Que habiendo recaído en mí unas casas principales de morada en esta Villa y calle de San Bartolomé por compra que hice a D.ª Ana de Tena mi madre, por sí y a nombre de sus hijos D. Antonio y D.ª Nicolasa de Ortega mis hermanos, siendo de cargo de estos el pago de 8.400 reales de cierto comunicado que dejó D. Pedro de Ortega y Arjona mi padre, y respecto a que 8.000 reales de esta cantidad se habían de distribuir a beneficio del Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, de este término de que soy administrador, según que así resulta por los libros de cuentas y en ellos ha mandado el Sr. Vicario general de esta Provincia los tome a censo para pagar réditos a razón de un dos y cuartillo por ciento, como parece del testimonio que va por cabeza de esta escritura y a la letra es como se sigue: D. Juan Pedro de Ortega, Patrono y Administrador perpétuo por S.M. de la Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, ante V.S. parezco y digo: que habiendo dado las cuentas de mi cargo, resulta en el proveído de la aprobación que otorgue escritura de censo a favor de la Virgen de 8.000 reales que resultan de cargo a el anterior administrador y en favor de Nuestra Señora, a la que estoy pronto otorgar y cumplir con lo mandado por V.S., pero antes de hacer la dicha obligación hago presente; que hallándose los ocho mil reales en una parte de casa y en las que al presente son mías propias, se le considere lo que V.S. estime por justo para los reparos que regularmente es necesario conceda, y cuando a esto no haya lugar desde luego me obligo a satisfacer el importe de un dos por ciento y los reparos que en la parte de casa sean necesarios, bajo lo cual y siendo del agrado judicial haré la correspondiente escritura: = Por tanto a V.S. pido y suplico se sirva proveer y determinar como llevo expuesto en lo que recibiré merced – D. Juan Pedro de Ortega,” (73)
Accedió el Vicario general D. Antonio de Ulloa y Prado, del Orden de Santiago y en su virtud, se otorgó la escritura de censo a favor de la Ermita y Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca de 180 reales de renta y censo en cada un año, que el primero correría desde el día de la fecha de la escritura, por razón de los 8.000 reales impuestos sobre la mitad de las casas principales de su propiedad, en las que mora en calle de San Bartolomé, de la cual tenía él tres partes y una de su madre D.ª María Teresa de Tena, y lindaban con la bodega de anejar vinos de los herederos de D. Andrés de Ortega, y no tenían otra carga que cinco reales de una memoria a la colecturía de Santa María. Se otorgó la escritura a 11 de Junio de 1784 ante el notario Gerónimo Muñoz de Espinosa, y fueron testigos Francisco Javier Marchena, D. Pedro de Naba y Joaquín Robles, vecinos de Guadalcanal.
La traída de la Santa Imagen por necesidad de agua en 1788, ocasionó disgustos y causó intranquilidades en el pueblo. En sesión que en 30 de Abril celebró la Villa, “teniendo en consideración la suma carestía de granos y el atraso que padecen los campos por falta de agua, se acordó: que se traiga de su Ermita a este pueblo la Imagen de Ntra. Señora de Guaditoca, a fin de hacer a su Magestad una devota Novena para que se digne interceder con su preciosísimo Hijo, a fin de que se apiade de este vecindario en particular, remediando los campos, sembrados y pastos con su celestial rocío: y que respecto de que el Ayuntamiento está en costumbre de hacer sus funciones en la parroquia de Sr. S. Sebastián, con noticia de su Magestad y señores de su Real Consejo y anuncia del Sr. Vicario, Juez eclesiástico ordinario de esta dicha Villa, se pase a dicho Sr. Un oficio de legacía de su parte para que conviniendo en su devota intención, se sirva concurrir con su audiencia al recibo de dicha Señora y a las funciones que por parte de la Villa se hicieren, sin perjuicio de las que puedan hacerse por gremios y particulares, reglando su concurso y providencias a las ocurrencias que puedan presentarse a la asistencia de las comunidades eclesiásticas, cuyo oficio se encarga al Caballero Alguacil Mayor acompañado del presente escribano.”
Se dio cuenta de este acuerdo al Vicario de la Villa D. Juan de Gálvez Rubio, y se conformó con lo dispuesto por el Ayuntamiento, y envió por medio de D. Juan Remigio Valencia, Pbro. y notario de su audiencia, oficio al Corregidor D. Martín Castelló. Al siguiente día, enterado el Ayuntamiento por el Corregidor de la actitud del Vicario, “acordó sostener su acuerdo anterior,” y nombró a D. Rodrigo José de Ayala, Regidor y a D. Francisco Cavaleri Ponce de León, para que “por modo de oficio y urbanidad pasen a ver al Sr. Vicario y traten con él del asunto.”

viernes, 4 de junio de 2010

Imposición de medallas a los niños bautizados

Como es tradición, el próximo domingo 6 de Junio y tras la Solemne Función a Jesús Sacramentado que se celebrará en la Parroquia de Santa María de la Asunción, tendrá lugar la imposición de medallas de Nuestra Señora de Guaditoca a todos los recién nacidos bautizados durante el pasado año (desde la fecha del Corpus del año 2009 hasta ahora).

El acto tendrá lugar en la Capilla de Nuestra Señora de Guaditoca en la Parroquia de Santa María de la Asunción y en el mismo participarán todos los niños recién nacidos junto con sus padres.

Previamente, la tarde del Sábado 5 de Junio, Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal, acompañará, siguiendo una tradición de antaño, a Jesús Sacramentado en la Solemne Procesión del Santísimo Sacramento por las calles de Guadalcanal, conmemorando así la Solemnidad del Corpus Christi.

martes, 1 de junio de 2010

25 años de emociones que se desbordaron ante Nuestra Patrona


En la jornada del domingo tuvo lugar la misa de Acción de Gracias que el Coro Romero Nuestra Señora de Guaditoca ofreció a la Santísima Virgen con motivo de su XXV Aniversario Fundacional.
A la misma asistieron todos los miembros del Coro Romero, tanto en activo como los que han formado parte de sus filas durante los veinticinco años de su existencia. En una eucaristía cargada de emotivas plegarias y cantos a la Santísima Virgen, sacados de toda la historia musical de nuestro Coro Romero, todos los participantes se mostraron muy emocionados ante una Parroquia de Santa Maía llena a rebosar de feligreses. Pero la emoción se vio desbordada tras la lectura de la Acción de Gracias por parte de Rosa Yerga Gómez, en la que desglosó todos los acontecimientos que durante los 25 años de vida ha vivido el Coro Romero. Tras la misma, llegó el momento de la entrega de recuerdos (destacar el maravilloso conjunto de Broche y pendientes de joyería con el que el Coro Romero ha obsequiado a la Santísima Virgen de Guaditoca con motivo de su XXV Aniversario).
Y tras dicha entrega de recuerdos por parte del Coro, la Real e Ilustre Hermandad hizo entrega al mismo de un cuadro conmemorativo, la Parroquia obsequió al Coro con un azulejo conmemorativo y la Hermandad de la Vera Cruz con una placa. Una vez finalizada dicha entrega, se procedió a uno de los momentos más emotivos del acto, que fue el canto de la Salve Rociera a Nuestra Señora de Guaditoca por parte de todos los miembros del Coro, tanto los actuales como los que formaron parte del mismo durante los 25 años. Fue sin duda un momento especial ante la Santísima Virgen.
Posteriormente en el patio de la Iglesia se sirvió una copa a todos los invitados, en la cual se entonaron cantes y sevillanas por todos los presentes, sirviendo como inolvidable celebración para este 25 cumpleaños de nuestro Coro Romero.