domingo, 27 de noviembre de 2011

Gran Concierto de nuestra Banda de Musica.

Tras celebrarse una vez mas la Santa Misa en el Santuario, a las 17.00 horas con una gran afluencia de hermanos y devotos que acudieron a venerar una vez mas a Nuestra Patrona, en la noche del sábado 26 de Noviembre, tal y como estaba previsto, la Banda de Música Ntra. Sra. De Guaditoca, de Guadalcanal, ofreció un magnífico concierto de Bandas Sonoras de Películas conocidas que hicieron las delicias del respetable.

Así pues pudimos asistir a una lección magistral de música, a la cual ya nos tiene acostumbrados nuestra Banda, que repaso a través de ocho piezas la música del séptimo arte. Fue un deleite para los sentidos comprobar como nuestra Banda cada vez se supera por demostrar la gran calidad musical que todos los años comprobamos en el Concierto en Homenaje a Su Patrona, Santa Cecilia, que se ha convertido en cita ineludible para todos los amantes de la Música. Desde este blog, reiteramos nuestras felicitaciones y enhorabuena a todos los componentes de la Banda que tiene el honor de llevar el nombre de Nuestra Señora de Guaditoca, Patrona de Guadalcanal, por tantos y tantos rincones demostrando su buen hacer musical.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Santa Misa en el Santuario

Este sábado 26 de Noviembre de 2011, a partir de las 17.00 horas se celebrará en el Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, la Santa Misa que nuestra Hermandad consagra a Nuestra Amantísima Titular cada último fin de semana de Mes.

La misma estará presidida por nuestro Director Espiritual y Párroco de Guadalcanal Don Juan Carlos de la Rosa Egea y corresponderá litúrgicamente a la celebración del Primer Domingo de Adviento, tiempo que nos prepara a partir de este fin de semana para la Venida del Mesías. Acompañará con sus cantos el Coro Romero “Ntra. Sra. De Guaditoca”.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Concierto de Santa Cecilia 2011



La Banda de Música "Nuestra Señora de Guaditoca" ofrecerá el anual concierto para conmemorar la festividad de Santa Cecilia (Patrona de los músicos) el próximo sábado 26 de Noviembre de 2011 en el Cine Teatro de Guadalcanal a partir de las 21.00 horas.


El tema central de este año será el séptimo arte, el Cine, para lo cual nuestra Banda de Música ha preparado un total de ocho Bandas Sonoras de películas conocidas, que a buen seguro causarán el deleite de todos los que tengamos el honor de asistir a dicho espectáculo musical, a sabiendas de que el disfrute máximo está garantizado por la maestría y experiencia a las que nos tiene acostumbrados nuestra magnífica Banda de Música. El precio de la entrada, 4 euros. Los puntos de venta los pueden consultar en el Cartel que nos convoca a todos a este espectáculo y que hoy ocupa nuestra página web.


Desde aquí deseamos toda la suerte a nuestros músicos y a su Director, así como invitamos a todos a que asistan a este Concierto el próximo día 26 de Noviembre.

lunes, 14 de noviembre de 2011

"El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca" (XV-2ª Parte)

D.ª María Luisa Fernández, Maestra titular que fue de esta Villa, regaló a la Virgen de Guaditoca una toca de tul bordada de oro, por los años 1850. Una hija de ésta, D.ª Ana Luque, regaló unos vuelos de tul bordados con lentejuelas de oro y ésta misma, en nombre de una persona devota de Cazalla, que no quiso dar su nombre, dio de regalo para la Virgen unas aretas de oro (111) Don Ignacio Vázquez compró en diez mil reales, y donó a la Virgen, saya y manto de terciopelo encarnado con bordados de oro (112), y D.ª Mariana Pérez, en nombre de una persona devota natural de la villa y residente fuera de ella, regaló un vestido. (113)
La piedad de los devotos de la Sma. Virgen de Guaditoca despertaba al fin, y los frutos de su amor y devoción debían pronto manifestarse con amplitud, preparando y disponiendo un nuevo estado y el comienzo de otra época en la historia del Santuario.
El Clero y el pueblo en íntima unión volvieron los ojos a su Madre, y el amor de hijos les espoleó y dio bríos para emprender la restauración de su culto.
Dejemos a uno de los Sacerdotes que con más entusiasmo trabajaron en esta santa obra, Don Lorenzo García Vera, que nos cuente el renacimiento del culto a la Virgen (114)
“En el año 1853, observándose la desnudez en que se encontraba la Santa Imagen y que varios devotos tenían ofrendas limosnas de consideración para la Virgen, pero no se atrevían a entregarlas a D. Francisco de Ortega, conociendo su mala administración, y deseaban una ocasión propicia para que estas limosnas se invirtieran de una manera positiva en atender a alguna de las muchas necesidades que tenía la Virgen; sabedores de esto el declarante, D. Antonio Yanes Gil, Pbro. residente en la actualidad en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, y D. José M.ª Cordo, presbítero de los de esta parroquial mayor, concibieron el proyecto de recolectar las limosnas de que va hecho mérito y las demás que los fieles ofreciesen voluntariamente con fin de comprar un vestido y manto de tisú para dicha Señora de Guaditoca, como lo ejecutaron, recogiendo cuatro mil ochenta y cuatro reales y gastando en el vestido y manto cuatro mil cincuenta y cinco, y los veintinueve restantes se invirtieron en cera para el Mes de María en el año siguiente.
Observando el mismo y algunos otros Clérigos de la parroquia que el culto de la Virgen de Guaditoca cada día disminuía más por el abandono del Patrono, para que no enfriase el fervor de los fieles, convinieron con el Cura de esta parroquia, D. Gonzalo Canelo Hidalgo, por el año 1851, instituir el mes de María trayendo al efecto la Imagen desde el Santuario a esta Parroquia mayor, como efectivamente desde entonces se viene realizando todos los años, a pesar de la oposición del patrono, excepto un año que por intrigas se desistió de traer dicha Santa Imagen, costeando la cera con limosnas voluntarias que al efecto se recogía por los Maestros de instrucción primara D. Juan de la Cruz Trigueros y D. José Muñoz, y haciéndolo gratuitamente los Clérigos y dependientes de la parroquia. Enfervorizado con esto el pueblo, y para asegurar más la perpetuidad de este culto, contrariado constantemente por el Patrono, se reunieron cuarenta personas con el difunto Párroco Don Angel Fernández de Salas y acordaron formar la actual Hermandad de Nuestra Señora de Guaditoca, como efectivamente lo realizaron… Esta Cofradía se ha formado en sustitución de la que antiguamente existió en este pueblo y de las que existían en los pueblos de Berlanga, Ahillones y Valverde”.
Por último: el mentado D. José Llanes Gil “como albacea de D. José León, Presbítero, y en cumplimiento de la última voluntad de éste, gastó en reparar los tejados de la Iglesia, echando techo nuevo a la sacristía y al portal de entrada, 3.000 reales; para cuya obra, haciéndole falta 400 tejas, las compró a D. Francisco de Ortega, que las tenía de derribo de los portales. También con dicha cantidad fundió de nuevo la campana, se cambió el cáliz viejo por otro nuevo, se compró una casulla nueva, completa de todo lo necesario para celebrar, tres manteles con encajes, tres hules, y se cambiaron dos pares de candeleros viejos por otros nuevos. Todo lo cual tuvo efecto en el año 1853”. (115)
Una vez más el pueblo fiel y creyente, devoto y amante de su patrona, veló por su Santuario y por el culto de su Madre y Señora.
Y ocurre preguntar ¿qué se hizo de toda la riqueza que consta tenía la Santísima Virgen en el siglo XVIII? Todo ha desaparecido… Lo que en la actualidad tiene la Virgen de Guaditoca en ropas y alhajas, es un nuevo patrimonio que le han creado sus hijos desde mediados el siglo XIX en adelante: ni quedaron tierras, ni casas, ni portales; solo permanece el Templo.
Vamos a ocuparnos de la fundación de la Hermandad, que es la corona y remate de la obra de la restauración de que venimos ocupándonos.
Ya se consignó como nació la idea; toca ahora decir algo de cómo se llevo a cumplido término. En 4 de Julio de 1862 se dirigió la necesaria solicitud al Gobernador eclesiástico del Priorato, (116) accediendo en 31 de Julio el Gobernador del Territorio a la petición, con tal que se obtuviera Real Cédula de S.M. Remitidos los Estatutos al Tribunal de las Órdenes militares, fueron aprobados el 14 de Abril de 1863, comunicando el Tribunal que se podía acudir a S.M. para obtener la Real Cédula, la cual, en efecto, se expidió en 13 de Julio del mismo año; y en 11 de Agosto el Gobernador eclesiástico sede vacante del Obispado Priorato de S. Marcos de León, D. Felipe Gálvez (117), Teniente de Provisor, Juez eclesiástico ordinario de Llerena y su partido, dio el Auto de aprobación; celebrando la Hermandad la primera Junta en 8 de Noviembre del mismo año.
Aunque nos hemos propuesto terminar estas notas históricas con la reorganización de la Cofradía de Ntra. Sra. de Guaditoca, merecen nuestra atención dos sucesos: la traída de la Santa Imagen a la Villa en 1871 y la restauración del Santuario, que se ha hecho en 1913, y de ellos vamos a ocuparnos, aunque muy brevemente.
En más de una ocasión hemos hablado de las pretensiones del Ayuntamiento de ejercer funciones de patrono del Santuario de Guaditoca, y a fines del siglo XVIII, del acuerdo de la Villa de llevar la Santa Imagen a la parroquia de San Sebastián; en 1871 se renovaron las antiguas pretensiones y lo que no se llevó a cabo en 1789, se hizo ahora.
En 18 de Agosto de 1871, comunicaba el Alcalde D. Modesto de Tena al Cura de Santa María, que “acordada por el Ayuntamiento la venida de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de esta villa… la traslación… desde su Santuario se verificará en la madrugada del día de mañana 19, y en la tarde del mismo día se efectuará su traslación a la Iglesia parroquial de S. Sebastián, con todas las solemnidades debidas”. (118) Se trajo la venerada Imagen y se llevó a la Parroquia de S. Sebastián.
El Párroco de Santa María, D. Juan Climaco Roda, en justa defensa de los intereses de su Iglesia y para reivindicar su derecho, llevó el asunto hasta el Tribuna de las Órdenes militares, recayendo sentencia a su favor en 28 de Enero de 1783 (119) de la cual sólo tomaremos lo más necesario a nuestro intento.
“El Alcalde y el Ayuntamiento de Guadalcanal confundiendo lastimósamente el significado de la palabra Patrono creyeron, o afectaron creer, que siendo la Stma. Virgen conocida bajo la advocación de Ntra. Sra. de Guaditoca, patrona del pueblo, éste, y en su representación el Ayuntamiento, era patrono de la Imagen, y de este error voluntario o malicioso, partieron para ejecutar por sí un acto que no estaba en sus facultades legales realizar, cual era el de trasladar la Imagen desde su Santuario a la población. Aun cuando hubiera sido el pueblo patrono del Santuario de la Virgen, no hubiera podido el Ayuntamiento, sin acuerdo del Párroco de Santa María, practicar la traslación de la Imagen, porque se halla establecido por la costumbre y por decreto del Tribunal de las Órdenes que el Santuario de la Virgen de Guaditoca corresponde al territorio de la Parroquia de Santa María (120) cuyo Párroco es Prefecto de la Cofradía de la Sma. Virgen. Pero el pueblo no es Patrono, pues el Patrono está hoy en duda no obstante haber sido reconocido años hace por sentencia judicial ejecutoria a favor de una determinada familia por haber un individuo de ella construido el Santuario; y por consiguiente ningún derecho asiste al Alcalde y al Ayuntamiento de Guadalcanal para hacer lo que hicieron…”
“La conducta del Cura párroco de Santa María don Juan Climaco Roda (121), fue la que debió ser, y lejos de merecer censura, la sección debe aprobarla reconociéndole los derechos que le asisten en el asunto y que defendió como era de su deber…”
La página más reciente que han escrito los devotos de Nuestra Señora de Guaditoca es la restauración del Santuario en 1913.
Dos años hacía que la Santa Imagen no era llevada a su templo, como es costumbre, una vez terminada la anual novena y función que se celebran en el mes de Septiembre, a causa del estado ruinosos del edificio; y aunque era deseo vehemente de todos los devotos que se hicieran las obras necesarias de reparación y se pusiera la Iglesia en las debidas condiciones de seguridad, por causas muy diversas no había podido intentarse, ni acometerse las obras necesarias.
En Febrero de 1913 se reunió la Hermandad en Cabildo convocado al efecto de tratar de las obras que urgentemente convenía emprender; reinó entre los asistentes la más perfecta unidad de miras, y para llevar a debido cumplimiento los deseos de Cofrades y devotos se nombró una Comisión encargada de reunir las sumas necesarias. Ni tardos ni perezosos los elegidos, en aquella misma tarde dieron principio a su labor, que de antemano podía esperarse fuera coronada por el éxito más completo; las esperanzas fueron pronto una realidad, pues las cantidades recogidas en pocas horas sobrepujaron a los cálculos más optimistas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

"El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca" Cap. XV (I)

Ofrecemos la primera parte de la ultima entrega del libro de Antonio Muñoz Torrado sobre el Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca.

En 1851 hizo la santa Visita en Guadalcanal D. José Gómez y Fernández, Cura propio de Bienvenida y Visitador nombrado para la Villa por el Gobernador eclesiástico del Territorio; invitó a D. Francisco de Ortega a que presentara el libro de asientos de las Visitas anteriores del Santuario de Guaditoca, y dicho D. Francisco dirigió al Visitador un memorial, en 13 de Junio, en el que dice: “he registrado mis papeles y he hecho cuantos esfuerzos han estado a mi alcance en la búsqueda de dicho libro, y todos han sido inútiles, pues no he encontrado documento alguno a que remitirme, por lo que infiero que en el año de treinta y seis, cuando la invasión de Gómez, que entró la columna en esta Villa, en una papelera que me quemaron, tal vez estaría dicho documento.” Suplicó al Sr. Visitador que el auto de su Visita lo insertara a continuación de su petición, y que diera licencia para seguir celebrando el Santo Sacrificio en el Santuario, sometiéndose a lo que resulte a favor o en contra de los referidos asientos anteriores de cuentas, y que se hagan constar las cantidades gastadas por mí en dicho Santuario.”
A diez y seis del mismo mes se personó el Cura de Bienvenida, con asistencia del Secretario de Visita, D. José María Prieto, en el Santuario, y dio licencia hasta la siguiente Visita, para celebrar el Santo Sacrificio. (99)
En el mismo día hizo que compareciese D. Francisco de Ortega a rendir las cuentas, y las presentó éste firmadas en el día 13, “careciendo de cargo, pues las únicas utilidades que se alcanzaban eran las que por el testimonio adjunto presento. (100) Este, desde que se estableció el Gobierno representativo, no se ha llevado a efecto por la razón de que solo residen facultades en las Cortes para imponer derramas en los pueblos”. Importaba la data 8.803 reales a favor del Administrador del Santuario, cuya cantidad aparece invertida en obras en la Ermita, menos 170 reales pagados a la Comunidad de Santa María por derechos parroquiales y cera.
Aprobó el Visitador las cuentas, y “como dicha Imagen y Santuario tenga vestiduras y alhajas al cuidado de este Patrono, deberá formar a continuación inventario de todas ellas, a fin de que todo esté con la conformidad que corresponde”. (101)
Llama la atención que no hubiera ingresos, cuando en el siglo anterior hemos visto poseer la Santa Imagen algunos bienes. En el tantas veces citado Expediente encontramos algunas noticias de la suerte que corrieron éstos.
En la escritura de dominio de los bienes del Patronato, y como bienes libres, aparecen incluidos el censo de 8.000 reales de principal que se adjudicó a la Virgen por D. Juan Pedro de Ortega; la casa grande, junto a la Ermita de Guaditoca, y otra casa inmediata a la huerta. (102) Don José Yanes Cabezas, Presbítero, declaró en el mismo Expediente (103), “que le consta, por haberlo visto, que había tres calles de portales, denominada la primera calle de Guadalcanal, la segunda de Azuaga y la tercera, que hace frente al arroyo de Guaditoca, unida al mismo Santuario, el cual tenía una puerta, actualmente tapada con material, que comunicaba con dichos portales, cuya puerta de dos hojas fue quitada por D. Francisco Ortega y Ayala y colocada a la entrada del patio: Que de todos estos portales solo existe el que da frente al arroyo y los demás están destruidos, en cuyo terreno dicho, a excepción de la calle de Guadalcanal, el referido don Francisco ha formado una cerca, y de los materiales hizo el cuarto del horno y gallinero, y que parte de ellos fueron vendidos a D. José Yanes Gil, presbítero, albacea de don José León, presbítero, para reedificar el portal que existe sobre la puerta principal, el cual era de cañizo y se le puso de alfajía y ladrillos, tal como hoy está; advirtiendo que D. Francisco Ortega y Ayala no ha destruido todos los portales, pues algunos se vinieron a tierra con los temporales: Que no solamente la cerca hecha por D. Francisco contiene parte de los portales, sino también terrenos del Ejido, conocido con el nombre de Guaditoca, como consta por un título de Capellanía que posee el declarante expedido por el Lcdo. D. Joaquín Casquete de Prado, Provisor ecco. de Llerena, fecha cinco de Enero de mil ochocientos quince, cuyo título está en su poder: Que respecto a las casas solo ha conocido una contigua a la Ermita, que existe con tribuna a la Iglesia, la cual recuerda haber oído leer un documento en que había una cláusula que decía que por evento la administración de la Virgen de Guaditoca salía de la familia de los Ortegas, quedase dicha casa a beneficio de la Virgen (104), y siendo esa la del huerto, cree el declarante que sea una de las del Catastro. También sabe que en el mencionado huerto había una cuadra y pajares donde los ermitaños colocaban sus caballerías y paja, los que hoy se han agregado a la casa grande por venta que de ellos hizo D. Francisco Ortega y Ayala a Antonio Muñoz, vecino de esta; otra de las que ha conocido, y existe, es la denominada casa grande que hoy poseen Antonio Ribero Muñoz, ya referido, y D. Ignacio Martínez; otras dos, unidas en la esquina de lo que hoy tiene por huerto el dicho Ribero Muñoz, en las que el padre del declarante colocaba los cerdos y caballerías infestadas de muermo, pagando el alquiler al referido Ortega y Ayala, que ya están destruidas; otra que también conoció el declarante, con el nombre de los Caldereros, que estaba al principio de los portales de la calle de Azuaga, que tampoco existe; otra lindando con el arroyo de Guaditoca, la cual existe un la tienen en arrendamiento los dos hermanos López Rubio.”
En el año 1854, a 30 de Enero, exponía don Francisco Ortega al Gobernador eclesiástico de Llerena, “que siendo muy reducidas la longitud y altitud de las andas, en que en ocasiones que sale Nuestra Señora en procesión y demás funciones, intenta reformarlas y dilatarlas y hacer todo lo necesario para que dicha Imagen con su peana sea colocada en dichas andas, y aunque por Real provisión se halla autorizado para exclusivamente disponer en todo aquello que concierna al esplendor de aquel Santuario y sus efectos, si bien con recta administración, sin embargo, no quiere proceder a dar esta paso sin ponerse de acuerdo, previamente, con la autoridad eclesiástica.” Suplicaba por ello, licencia para la reforma de las andas. (105)
No es caso de comentar la anterior solicitud: la parte de derecho, que se alega, suficientemente aclarada está en las paginas anteriores; y en cuanto a la reforma; baste decir que dio motivo a un largo Expediente gubernativo de oficio instruido en averiguación de los bienes y demás pertenencias de Ntra. Sra. de Guaditoca, del cual hemos tomado muchos datos para este trabajo.
La reforma de las andas, mejor dicho, su sustitución por otras, la explica D. Francisco en los siguientes términos en el Expediente (106)
“Acompaño la cuenta de las andas viejas de la Virgen, las cuales estaban sumamente cortas y de mala construcción, por cuyo motivo pedí la orden de autorización que acompaño, para su reforma y otros gastos que tenía que hacer, como componer las ropas; mas como quiera que la cantidad tomada por mí está justificada con la certificación que acompaño del Contador de la Casa de moneda, y ésta no era suficiente para otras andas de plata de la altura y dimensiones que se necesitaba para que la venerada Virgen saliera con la decencia debida y era indispensable hacer otros gastos de peana, componer las ropas. Etc., tomé el partido de mandar hacer las que tiene la Sra. con su peana, a imitación de las demás Imágenes que salieron en procesión en Sevilla, gastando más cantidad de la que tomé, según recibos de varios artistas que presento, no poniendo en la cuenta el demás gasto que hice en componer varias cosas para la Virgen”.
La venta del riel de plata, importó 3.408 reales y 12 maravedís, según certificación del Contador de la Casa de moneda de Sevilla, dada en 16 de Mayo de 1854 a petición del vendedor D. Francisco de Ortega (107); sin que conste si en esa plata estaba incluida la corona, cetro y media luna de la Virgen; si bien las declaraciones que obran en el expediente confirman la pérdida de esas alhajas; parte del dinero, según comprobantes que obran en el expediente, se invirtió en otra corona y media luna. Desde luego perdiéronse definitivamente alhajas de valor para sustituirlas con lo siguiente: una peana, bastidor para el palio y molduras, cuyo importe fue de seiscientos reales; damasco de seda carmesí, tafetán y muselina, cuatrocientos veintitrés reales; encaje dorado, cintas de seda y algodón, y hechura, ciento sesenta reales; cuatro varas plateadas, una corona y una media luna, compradas en la fábrica de objetos imitados de plata y oro del Sr. Isaura, de Sevilla, dos mil trescientos reales. (108) No se dilataron las andas, como se decía en la solicitud al Gobernador del Priorato, sino se sustituyeron por otras de tan ínfima clase que, al restablecerse la Cofradía, una de las primeras cosas de que cuidó fue de costear un paso para nuestra Señora de Guaditoca.
Pero junto a estas páginas, que causan tristeza en el ánimo, pueden escribirse otras que consuelan el espíritu: la piedad de los devotos de la bendita Virgen de Guaditoca reaccionó, y testimonios de su generosidad hay, muy abundantes, en el Expediente de 1865: solo citaremos algunos.
Declaró D. José Yanes, Presbítero, que siendo apoderado de D. Francisco Ortega y encargado por éste de todas las alhajas, ropas y efectos de la Virgen, era “público el esmero con que cuidaba de todo lo concerniente a dicha Imagen, hasta el punto de haber excitado la devoción del pueblo y recogido limosnas con las cuales se compró el estandarte nuevo, se concluyó la cristalera, se hizo la mampara y algunos reparos en el edificio; para cuya obra solo dio el Patronato media arroba de vino de gratificación al alarife Antonio María Ribero” .(109) Éste, por su parte, declaró “que por los años de 1845 hasta el 54, ambos inclusive, con sus cuatro hijos, José, Juan, Antonio y José Rafael, y su mujer Josefa Palacios, todos los años han hecho una semana de trabajo en el Santuario de Guaditoca, en cumplimiento de promesas que tenían hecha a la Virgen: levantando en el primer año parte de la media naranja de la Ermita, que tenía hundidos dos limatones sobre la misma bóveda: que en el mismo año 1855, luego que regresó de la Habana un hijo del mismo, que había sido soldado, y en cumplimiento de otra promesa suya y de su familia, echaron otra semana de trabajo en la Ermita; para cuya obra él mismo pidió limosna a los caleros del pueblo la cal que se necesitó para las obras mencionadas, y las tejas, ladrillos y madera se tomaron de los portales ruinosos a presencia de Don Francisco Ortega; trabajando también los peones Rafael Blandes y Juan Núñez”.