lunes, 30 de noviembre de 2009

"La vida de María". Cap. tercero: "Padres y Familia"

Sobre sus padres, la Iglesia Católica ha tomado los nombres de Joaquín y Ana como los de sus progenitores, pero no se sabe a ciencia cierta sus nombres verdaderos, los que existen son tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y tomado como referencia para muchos datos piadosos sobre la vida de la Virgen María.
No se tiene seguridad de si María tuvo hermanas, aunque la duda subsiste por ciertos datos del evangelio de San Juan y San Mateo quienes mencionan a una "hermana de su madre" quien sería María de Cleofás;
Hegesipo menciona a esta María como esposa del hermano de José y por tanto cuñada de María pero no elimina la posibilidad de ser su hermana.
En el Nuevo Testamento, aunque en algunos pasajes se habla de hermanos de Jesús sólo dice que María es la madre de Jesús. La
Iglesia Católica, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia Copta, basadas en el uso del lenguaje hebreo de aquella época y en la tradición eclesial, interpretan este término como parientes, y declara que María permaneció siempre virgen. La mayoría de las confesiones protestantes (con excepciones como los luteranos y la Comunidad anglicana), por su parte, dicen que María, después de la concepción virginal, tuvo otros hijos.
Los que afirman que María tuvo otros hijos, basan su argumentación en la interpretación literal de los textos bíblicos en los que se habla expresamente de hermanos de Jesús. En el
idioma arameo así también en el hebreo no existe un término para indicar primo o un familiar cercano. Los Setentas, al traducir la Biblia hebraica al griego, cada vez que encuentran el término hermano, usan el término adelfos para indicar parientes incluso no muy cercanos. En el griego Koiné, griego coloquial de la época en que fueron escritos los Evangelios, si bien existía el término anepsios para indicar primos, no implica que su uso estuviera generalizado entre los hebreos.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Santa Misa en el Santuario


Como cada último domingo de mes, el próximo domingo 29 de Noviembre de 2009 a las 12.30 horas de la mañana, tendrá lugar en el Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca la Eucaristía que marcan Nuestras Sagradas Reglas que ha de celebrarse ante las plantas de Nuestra Señora cada último domingo de mes.

La misma estará oficiada por nuestro párroco Don Juan Carlos de la Rosa Egea y acompañada por los cantos del Coro Romero "Nuestra Señora de Guaditoca".

Siguiendo la tónica de los últimos meses, la Santísima Virgen se volverá a ver arropada por todos sus hijos devotos que acudirán a esta cita mensual con Nuestra Patrona.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Capítulo VI: 2ª Parte

El Marqués pago a su hermano el alcance que arrojaba la cuenta a favor de éste; y al pie de ellas puso el correspondiente testimonio del recibo de la cantidad. “Recibí de mi hermano el Marqués de San Antonio, los trescientos y ochenta y un reales vellón que tenía suplidos en las obras que de mi orden si hicieron en la Iglesia de mi Señora de Guaditoca, como consta de la cuenta de las antecedentes. Guadalcanal y Junio 8 de 1743.- Nicolás Ortega y Tolero.”

Dejamos antes de tratar, para hacerlo ahora, de la sequía de los años de 1733 y 1734. Fueron nombrados en el primero de los citados años Comisarios: D. Andrés de Ortega, D. Cristóbal Jiménez, D. Alonso Maldonado, D. Álvaro de Ayala, D. Gómez de Córdoba y Agustín Gálvez, disponiendo la Villa por su auto de 4 de Abril “la asistencia de las Cofradías de los lugares inmediatos, a quienes se dé noticias y se despache propio.”
Nueva necesidad hubo en el siguiente año y en 30 de Marzo se acordó traer la soberana Imagen “y además de los motivos expresados para ten devoto recurso, concurre la guerra tan sangrienta entre los príncipes cristianos de Europa, debiendo todos pedir por su extinción y sosiego para la mayor exaltación de nuestra Santa fe.”

Se mandó avisar a las Cofradías de los pueblos de la comarca y nombraron los comisarios, quienes de acuerdo con D. Nicolás Ortega, convinieron en destinar las limosnas para alguna alhaja del mayor adorno y culto de la Virgen y Señora de Guaditoca.
Muy al pormenor nos cuenta D. Ignacio de Ortega lo ocurrido en la declaración que puso a continuación de las cuentas de su primo don Nicolás.

“Declaro yo D. Ignacio Ortega, vecino y regidor perpetuo de esta Villa, que por Abril de 34 hallándose el Común de esta Villa y demás sircunvencias muy aflijido con la carestía de el trigo y falta de agua, se resolvió por el Ayuntamiento de esta Villa, con dictamen de las Comunidades eclesiásticas y de D. Nicolás de Ortega Toledo, mi primo, a cuyo cargo estaba el culto de la Imagen de Nuestra Señora de Guaditoca y la Administración de sus limosnas, el traerla en rogativa a la Iglesia Mayor de esta Villa, y para sus fiestas y solicitud de las limosnas nos nombraron por comisarios a don Álvaro de Ayala, D. Alonso de Cabrera, Fernando de Gálves y a mí. Y procurando entregar el producto de las limosnas del petitorio a el dicho D. Nicolás, se convino gustoso en lo que restare, bajados los gastos, lo aplicásemos para alguna alhaja del mayor adorno y culto de Nuestra Señora; y pareciéndonos muy precisas unas andas de plata, se lo propusimos a el dicho D. Nicolás, en lo que se conformó muy gustoso; ofreciéndonos a nuestra disposición una lámpara quebrada, que tenía Nuestra Señora y las limosnas que produjesen las ferias (bajados los gastos regulares que en ellas se ofrecen) y dieren otros particulares hasta la conclusión de dichas andas, a cuya obra nos aplicamos con el mayor celo. Y con efecto recogimos en esta venida de Nuestra Señora mil ciento y treinta reales; en la feria de aquel año, libre de gastos, quinientos veinte y cinco; en el año de 35, seiscientos cuarenta y un reales; en el de 36, ochocientos diez y seis reales; en el de 37 (49), quinientos reales; en el de 38, setecientos doce reales; que todo importó 4.382 reales, con cuyo dinero y la plata de la lámpara se principiaron las andas y se hicieron cuatro columnas muy fuertes y preciosas, con una jarra en medio de ellas y una piña en el remate de cada una. Y con el motivo de haber fallecido don Alonso de Cabrera, uno de los Comisarios, y entibiado los compañeros en la agencia de las limosnas, se dió cuenta de todo a dicho D. Nicolás de Toledo, y además del estado en que dejábamos las andas y queda referido, le dejábamos a su disposición en poder de Cristóbal Trigueros, mercader de esta villa, trescientos y sesenta y seis reales en dinero, y 28 onzas de plata, pertenecientes uno y otro a Nuestra Señora; y para que conste en todo tiempo la distribución de las limosnas, que dejó a nuestro albedrío, lo firmé Guadalcanal a 15 de Junio de 1743 – D. Ignacio Ortega Ponce de León.”
La plata que estaba en poder de Cristóbal la recibió el Marqués, según anotan las cuentas de 1743. “Más es cargo cuatrocientos y veinte reales de el valor de veinte y ocho onzas de planta, que recibió mi marido de Cristóbal González mercader de esta villa, en quien las habían dejado los Caballeros comisarios, que durante su ausencia se encargaron de principiar las andas de plata para Nuestra Señora.” Al año siguiente se dieron al platero Oliveros ochocientos reales “para en cuenta de las andas de plata.”

Continuó el Marqués, a su vuelta a Guadalcanal, la obra de las andas, y “desembolsó, dice la Marquesa en el ajuste de cuentas que presentó a la Visita, mil setecientos y noventa y cinco reales, y deben abonarse para pagar ciento diez y nueve onzas y once adarmes de plata, que compró a quince reales para continuar la obra de las andas, a las que se le han puesto con ella cuatro eses, la guardilla de la cornisa por dentro, tornillos, ángeles y portezuelas, la cúpula, un ramos encima y una chapa para tapar los arcos.” Se encargó de la hechura Pedro Oliveros, Maestro platero de Llerena, quien declaró ante el escribano de la villa Miguel Jerónimo Escutia y dió carta de pago en 16 de Marzo de 1748, de haber recibido “mil doscientos treinta y ocho reales y medio y ciento diez y nueve onzas y nueve adarmes de plata... y que la hechura de todo con el gasto de barras de hierro y tornillos, y del carpintero que achicó la cornisa, importaba quinientos y noventa reales; y que rebajados de el recibo restaban en su poder seiscientos y cuarenta y ocho reales y medio, que se obligó a emplearlos en plata y en hechura de las obras de las andas, para cuyo fin se le entregaron.”

Hemos dicho que el Marqués se hizo cargo de la administración del Santuario en 1743, y siguió al cuidado de ella hasta su muerte en 1748, y de ella llevó apuntaciones en un libro del cual sacó después su viuda las partidas para formalizar sus cuentas. En esos años los ingresos rebajados los gastos, fueron los siguientes: en 1743 “habiendo fallecido el hermano José, ermitaño de Nuestra Señora, por no quedar entonces otro en la Ermita, se recogieron seis fanegas de trigo que tenía en ella, a precio de quince reales, y valen noventa”; al año siguiente quedaron en poder del Marqués “treinta y una fanegas de trigo y media, que recogió de la Ermita, por ausentarse los Ermitaños, que entonces había... y valen a razón de catorce reales, e importan cuatrocientos cuarenta y uno.” La limosna de la feria fue en 1743 de cuatrocientos noventa y cuatro reales; en 1744 de quinientos dos: en 1745 fue más crecida la limosna pues “en este año se cobraron ochocientos reales, fuera de gastos, que recibió Pedro Oliveros, platero de la Ciudad de Llerena, para en cuenta de las andas”; en el siguiente la limosna fue de 780 y por último en 1747 de 624 reales. Desde 1743 a 1747, ambos inclusive, en cada año se cobraron de la casa de la Virgen 99 reales; menos en 1746 que por haberse pagado los reparos no quedaron más que 77.

En estos años, a más de las cantidades que se dedicaron a las andas, hizo el Marqués algunos gastos de poca monta: en componer la corona de la Virgen, 28 reales; “también gastó ciento y ochenta reales en una yegua, que les compró a los ermitaños para que fuesen a recoger las limosnas por los lugares circunvecinos; más doscientos y cuarenta reales y medio en una reja que mandó traer de Sevilla, que pesa siete arrobas y se haya existente en mi poder, dice la Marquesa, para la ventana de la escalera del camarín de Nuestra Señora.”
Muy bien asistido estaba el Santuario en estos años, y a ello no dejó de contribuir la piadosa Marquesa, que con celo y largueza cuidaba de la Santa Imagen, y de todo lo concerniente al culto divino en Guaditoca: pero no se rendían cuentas, según era en deber el Marqués, y se le había preceptuado en el Real Título nombrándolo administrador.

Algunas gestiones debieron hacerse a conseguir que rindieses cuenta el Marqués, y de resultado negativo, por lo que el Vicario general de la provincia acudió al Real Consejo, recibiendo la siguiente carta de contestación:
“En carta de 8 de Enero próximo pasado de Vm. Cuenta al Consejo de que en otras ocasiones que ha visitado la Villa de Guadalcanal, se le ha dado noticia de que el Marqués de San Antonio se halla administrando, muchos años ha, el devoto Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, que está en término de dicha Villa, sin que en tan dilatado tiempo haya dado cuenta en la visita eclesiástica, donde corresponde, ni en otra parte, de los crecidos caudales que entran en su poder anualmente; pues aunque Vm. le ha hablado en este asunto varias veces, no ha llegado el caso de sujetarse a cuentas, valiéndose de que solo está sujeto al Consejo: y que no siendo justo que se exima a dicho Marqués de una obligación tan precisa, para saberse el estado de dichos caudales, pide Vm. al Consejo tome providencia conveniente: y en su inteligencia ha acordado diga a Vm., como lo ejecuto, que apremie al expresado Marqués a que de estas cuentas, y que de lo que resultare, dé Vm. cuenta al Consejo, y lo participo a Vm. para su cumplimiento. Dios gue. a Vm. ms. a. Madrid, 16 de Febrero de 1748.- Martín de Lezeta.”

Recibida la anterior carta el Vicario general se dispuso a cumplimentarla; y de la dificultad que surgió con la enfermedad y muerte del Marqués en aquellos días, da noticias el auto siguiente: “En la villa de Guadalcanal a veinte y un días del mes de Marzo de mil setecientos cuarenta y ocho, el Sr. Licenciado don Diego Gómez de Tena del Orden de Santiago, Vicario general, Juez eclesiástico ordinario de esta provincia, dijo que en carta-orden de diez y seis de Febrero próximo pasado, de los señores del Real Consejo de las Órdenes, se le da a su merced la conveniente para que apremiase al Marqués de San Antonio a que dé cuentas de la administración de los caudales de Nuestra Señora de Guaditoca, que ha tenido a su cargo de muchos años a esta parte, cuya Real Orden llegó a tiempo que dicho Marqués se hallaba enfermo en la cama, de cuya enfermedad falleció sin poder dar dichas cuentas; y por cuya causa no se pudo poner en ejecución la real providencia: y debiendo darlas la Marquesa viuda y heredera de dicho difunto Marqués, para que esto tenga efecto y se venga en conocimiento de el tiempo de dicha administración, mandó su merced, se haga saber a dicha heredera exhiba el título de tal administrador, y que de él se ponga copia testimoniada a continuación de este auto, y que nombre persona con poder bastante que comparezca a dar dichas cuentas en esta audiencia luego y sin dilación, respecto a estar prevenida por medio de recados, que su merced le ha mandado con el presente notario y el teniente de Cura de la Iglesia Mayor; entendida dicha Marquesa que de no hacerlo con la prontitud que corresponde, serán de su cuenta las costas y salarios que causase su detención, pues los negocios de Visita se hallan evacuados. Y por este auto así lo proveyó, mandó y firmó = Diego Gómez de Tena.- Ante mí, Juan Gallego.”

En el mismo día la Marquesa presentó el título de nombramiento de Administrador del Santuario dado por Felipe V a favor de don Alonso de Ortega, y se copió a continuación del auto, firmando la Marquesa el recibo de haberse devuelto el original: presentó también una carpeta de cuentas del tiempo que D. Nicolás fue Administrador; y en 26 de Marzo la cuenta que abarcaba desde 1725 hasta la muerte del Marqués, al pie de la cual hay el siguiente resumen y advertencia: “De suerte que estas partidas importan veinte y siete mil trescientos tres reales y veinte y seis mrs., que conferidos con los diez y nueve mil ciento y cincuenta y cuatro del cargo, restan contra el Caudal de Nuestra Señora, y a mi favor como heredera de los derechos, deudas y bienes de mi marido, siete mil seiscientos cuarenta y nueve reales, salvo error; y juro en forma de derecho haber formado esta cuenta arreglada a los papeles y gastos que hizo y dejó mi marido.
Debiendo prevenir en cuanto al cargo, que todas las limosnas que recogían los Ermitaños en dinero, aceite, granos y otras especies, fuera de la cantidad cargada en esta cuenta, las expedían y consumían ellos en su manutención, aceite para las lámparas y alguna cera para las muchas misas que en el discurso del año se van a celebrar a dicha Ermita, sin tomárseles cuenta de estas limosnas a fin de que nunca falten a la asistencia de Nuestra Señora.
Y en cuanto a la data, que en el tiempo que ha estado en mi casa el cuidado de esta Santa Imagen se ha gastado, y por mi mano, crecida cantidad de mrs. En ropa, para el mayor adorno y lucimiento de la Imagen, ornamentos y altares, y sólo hago memoria de unas camisas de estopilla, enaguas de holanda con ricos encajes, además de los que he puesto en las albas: hice dos pares de corporales; un vestido de tapiz para la Imagen y el Niño, en que se gastaron trece varas a cinco pesos, guarnecido con encaje de plata y forro de seda, habiendo puesto también los de los frontales, y dos casullas con entretelas, guarniciones y hechuras; cíngulos, bolsas de corporales, cintas, flores y otras cosas, que no tengo presente, ni he querido jamás que para ello se descontase cosa alguna de las limosnas de Nuestra Señora, a cuyo culto y mayor decencia lo he ofrecido y ofrezco de mi caudal con el mayor rendimiento y obligación.
Y lo firmé en esta Villa de Guadalcanal, a veinte y seis de Marzo de mil setecientos y cuarenta y ocho. = La Marquesa de San Antonio de Mira el Río.”

Presentó las cuentas la Marquesa con un memorial en el que reiteraba las protestas que hizo el Marqués en la primera cuenta que se le tomó, y las demás convenientes a los que sucediesen en el Patronato; y suplicaba se le aprobaran y se le pagara el alcance, que quedaba a su favor. Aprobó el Vicario general las cuentas y “mandó que del primer caudal de Nuestra Señora, se satisfaga el alcance que de dichas cuentas resulta a la parte del Administrador difunto, y a su heredera, y se le de el testimonio que pide con inserción de las cuentas y su pedimiento y de este auto.”
En el mismo día el Notario de la Audiencia, fue a comunicar a la Marquesa lo proveído por el Vicario general, y ella, generosa una vez más para con la Virgen de Guaditoca, “dijo que el alcance que a su favor resulta de las expresadas cuentas lo remite y perdona y en caso necesario lo cede a favor de nuestra Señora” y así lo firmó.




miércoles, 18 de noviembre de 2009

Estreno de "AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE"


El próximo sábado, a las 20.30 horas y en el Cine-Teatro Municipal de Guadalcanal se estrenará la obra de zarzuela "AGUA, AZUCARILLOS Y AGUARDIENTE", escrita por Miguel Ramos Carrión y con música de Federico Chueca. Dicha obra fue estrenada por vez primera en el Teatro Apolo de Madrid el 23 de Junio de 1897.


Y el próximo sábado llega a Guadalcanal, con motivo de la festividad de Santa Cecilia. Nuestra Banda de Música "Nuestra Señora de Guaditoca" junto con todos los colectivos y asociaciones culturales de nuestro pueblo (entre ellos el Coro Romero "Nuestra Señora de Guaditoca") han estado trabajando durante mucho tiempo para que esta obra maestra de Zarzuela sea una realidad el próximo día 21 de Noviembre en nuestro pueblo.


El estreno tendrá lugar en el Cine-Teatro a partir de las 20.30 horas, y está previsto la asistencia de numerosas personalidades de la Junta de Andalucía y de la Diputación de Sevilla, aparte de una representación de todos los Ayuntamientos de los municipios de la Sierra Norte. Todo un evento cultural que jamás se ha desarrollado en nuestro pueblo.


Desde la pasada semana se encuentran a la venta las entradas, al precio de 10 euros en el patio de butacas y a 8 euros en la zona de asientos de madera del Teatro Municipal. La misma obra será representada de nuevo el sábado 28 de Noviembre en el Teatro Municipal, para todas aquellas personas que no puedan asistir al estreno el próximo sábado.


Desde esta web deseamos a Nuestra Banda de Música, a los representantes de nuestro Coro Romero y a todos los hermanos y hermanas y guadalcanalenses en general que participan en la representación mucha suerte de cara al estreno, y antes de la representación damos la enhorabuena por el valor, el trabajo y el esfuerzo realizado al hace realidad este ambicioso proyecto nunca antes realizado en Guadalcanal. Por supuesto, no podríamos olvidar a las personas responsables del mismo, directores de la obra: Francisco Javier Carrasco Jiménez (director musical), Carmen Susana Gordón y Cristina Díaz (directoras de escena) y Mari Carmen Ruiz (directora de baile).

lunes, 16 de noviembre de 2009

"Hasta siempre, amigo Carlos" Por n.h.d. Jose Miguel García


Hasta siempre amigo Carlos.
Desde que en 1960 entró a formar parte de la congregación Franciscana, y tras 27 años de pontificado en la Archidiócesis de Sevilla, D. Carlos ha sido tan franciscano como Cardenal, tan pastor como gobernante, hombre que ha recibido a todo tipo de segmentos de la sociedad: políticos de diferentes ideologías, representantes de Colega (colectivo de gays y lesbianas), reclusos, cofrades, sindicalistas, artistas, aristócratas, etc. Negociador siempre con los políticos de turno, hasta ha casado a una Infanta.
Su homilía en el funeral de los esposos Alberto Jiménez- Becerril y Ascensión García cruelmente asesinados por la sin razón del terrorismo, dejo más que en evidencia a más de un ambiguo obispo de la zona norte de España, su comprensión a las causas de la huelga general de 2002, o sus declaraciones en contra de la guerra de Irak, escocieron y mucho al gobierno de entonces (P.P.). Hombre valiente, llano, afable y calculador.
Levantó el nuevo seminario metropolitano y construyó 30 parroquias, cediendo institucionalmente el vetusto palacio de San Telmo. Desde Sevilla, la cátedra de San Isidoro, ha sido referente mediático de todo el clero español.
Tubo como huésped dos veces a Su Santidad Juan Pablo II, aunque le concedió el Capelo Cardenalicio muy tarde. Gracias a él la organización administrativa y económica de la archidiócesis se modernizó, y en el palacio arzobispal donde había una mesa con escribanía se colocó un ordenador. Reorganizó las vicarías, dando mayor autonomía y trabajo de “campo” a los Vicarios, cuatro en la provincia y dos en la capital.
El pasado día 5 de noviembre, comunicaba su despedida y desde entonces no han dejado de correr ríos de tinta, deseándole lo mejor. Por algo será.
Como se dice aquí, en la tierra de María Santísima, Fray Carlos ¡Vaya usted con Dios¡

jueves, 12 de noviembre de 2009

Capítulo VI (1ª Parte)

Seguimos con la serie de capítulos del libro "El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca", que le estamos ofreciendo gracias a la gentileza de n.h.d. Jose Miguel García Gálvez.
En esta ocasión ofrecemos la primera parte del capítulo VI.

Administración del Marqués.- Obras en el Santuario.- Administración interina de D. Nicolás de Ortega y Toledo.- Dorado del retablo mayor.- Otras mejoras en el Santuario.- Necesidad de agua en 1733 y 1734.- Las andas de plata.- Orden del Consejo para que el Marqués rindiera cuentas de su administración.- Ríndelas la Marquesa por muerte del Marqués.

Cumpliendo lo dispuesto por la Real Cédula de Felipe V., se hizo cargo el Marqués de S. Antonio de todo lo referente al caudal de la Virgen de Guaditoca. De su administración desde 1722 al 1725, no queda otro vestigio que la siguiente noticia que encabeza las cuentas que rindió su viuda en 1748: “por un testimonio autorizado de Antonio Rodríguez, notario que fue en la visita eclesiástica en esta villa, en el año pasado de setecientos y veinte y cinco, su fecha en ella a dos de Noviembre, se justifica habérsele tomado al citado mi marido la cuenta del caudal de Nuestra Señoras de Guaditoca en dicho año y los dos antecedentes, de que quedó alcanzado en trescientos y cincuenta reales, como se justifica de el mismo testimonio que se pone por recado de esta cuenta.” (45)
Por necesidad de agua acordó la Villa en 28 de Abril de 1724, traer la Santa Imagen y nombró Comisarios a D. Nicolás de Ortega, D. Ignacio de Ortega, D. Fernando López de los Disantes, Cristóbal Jiménez, Fernando Gálvez y D. Cristóbal de Castilla Gorgazo.
Permaneció el Marqués en Guadalcanal, hasta el año 1732, en que se ausentó para desempeñar diversos empleos del real servicio; y ni de esos años, ni de los siguientes hasta su muerte, dio las cuentas de la administración del Santuario, las que, como diremos después, hubo de formalizar la Marquesa viuda; por éstas sabemos el estado del caudal de la Virgen y su inversión en aquellos años.
Desde 1726 a 1731, ambos inclusive, quedaron en poder del Marqués las siguientes sumas: “en el año de 1726 recibió mil doscientos cincuenta reales de la feria, después de haber pagado las asistencias de la clerecía, las memorias que se cantan en aquella Ermita, cera, cohetes y el trabajo de las personas que se nombran para cobrarlas durante los tres días de pascual.” En los siguientes años dejó la feria libre 900 reales en 1727; 1125, en el de 28; 865, en el de 29; 1200, en el de 30 y 1310 en el de 31. Las limosnas sueltas importaron en los mismos años 687 reales: y de la renta de la casa de la calle San Francisco “propia de nuestra Señora” setenta y siete reales en cada año; menos en 1728 que quedaron más que 50 después de pagar una reparación.
En estos años “hizo fabricar contra la muralla de la Ermita a la puerta de medio día y enfrente de ella muchos portales para la comodidad de los mercaderes y resguardo de sus mercadurías; y tres casillas para bibanderos y tabernas; y por no encontrar la razón del importe de estos gastos entre los papeles de mi marido, se han apreciado estas obras ahora por Agustín de Robles, Maestro alarife y examinador de la Ciudad de Llerena y valen todas 4.900 reales, como consta de su certificación que acompaña a esta cuenta.”
El reconocimiento de Agustín Robles con el aprecio de las obras es el siguiente al por menor: un portal de arcos de ladrillo, con sus tabiques dobles por delante y por los costados, de suerte que cada uno tiene su división para la comodidad de los mercaderes y sus mercadurías; enfrente de la puerta de la Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, a la parte de medio día y regulando su manufactura, materiales, piedras, tejas, maderos y alfajías, vale todo dos mil y cien reales.- Una casa nueva contigua a este mismo portal que tiene dos puerta y buen techo y maderaje; vale todo ochocientos y cincuenta reales.- otra casilla contra los portales antiguos cerca de los hornos de ladrillo con sus dos puertas, que todos sus materiales y manufactura valen cuatrocientos reales.- otra casilla junto a la pastelería que vale quinientos reales y los portales fabricados contra la muralla de la Ermita a la parte del sol de medio día (46) dispuestos para la comodidad de los mercaderes, valen mil y cincuenta reales. De suerte que todas estas partidas importan cuatro mil y novecientos reales, que es el justo valor de las obras.”
En estos mismos años se hicieron otras de importancia en el Templo, a saber: la construcción de bóveda de la Iglesia, el coro con la escalera de subida y el campanario; de lo cual dio Agustín de Robles la siguiente carta de pago.

“Como Maestro Mayor y Alcalde y examinador de oficio de alarifes y Maestro de obras nombrado por el Cabildo de la Ciudad de Llerena, de donde soy vecino; certifico que he recibido de el señor Marqués de San Antonio, caballero del hábito de Santiago, vecino de esta Villa de Guadalcanal, Patrono y Administrador de la Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca en término de ella, y en diferentes partidas once mil y doscientos reales de vellón en especie de dinero; y cuarenta arrobas de vino a precio de seis reales cada una, que es lo mismo con que tomé de mi cuenta, cargo y riesgo la obra que he concluido con otros compañeros en la Iglesia de dicha ermita, siendo de mi cargo también hacer y poner todos los materiales, que se ha reducido a hacer de bóveda todo el cuerpo de la Iglesia con sus arcos y estribos correspondientes, coro, escalera y campanario; quedando a mi utilidad todas las maderas que sostenían la techumbre antigua, pues así se ajustó don dicho señor. Además del dinero del vino que antes se expresó y para resguardo de su señoría doy el presente, que firmé en Guadalcanal a veinte y cuatro de Junio de mil setecientos y veintiocho = Agustín de Robles = Son 11.400 reales.”

Importaron todas estas obras diez y seis mil trescientos cuarenta reales: y como el cargo de estos años fue de ocho mil ciento cincuenta, quedó un déficit a favor del Patrono Administrador de cinco mil ciento noventa reales.
A 23 de Febrero de 1732 salió el Marqués para Llerena a encargarse de su gobierno, para el cual había sido nombrado por S.M.; quedó, durante su ausencia, que duró hasta 1743 (47), encargado de la Administración del Santuario, su hermano D. Nicolás de Ortega y Toledo. Dejó D. Nicolás una “memoria de la cuenta que he llevado, dice, de las limosnas que he percibido de la Milagrosa Imagen, mi Señora de Guaditoca, desde Febrero del año pasado de 1732 y lo que he gastado en el adorno y culto de su Santa Casa, desde cuyo tiempo ha estado a mi cuidado, por haberse ido el Marqués de San Antonio, mi hermano, a el gobierno de Llerena el día 23 de dicho mes.” De ella tomaremos algunas noticias.
El ingreso de la feria en el año 1732, después de pagar los gastos, fue de 1.407 reales, que entregaron Andrés Blas y Francisco Robledo, a cuyo cargo estuvo la cobranza; en el siguiente entregaron los mismos 950 reales. Desde 1734 al 1738 este ingreso, como se dirá después, se dedicó a otro fin y no se incluye por ello en las cuentas de D. Nicolás. En el año de 39, los mismos comisarios entregaron 607 reales “como consta del libro que para en poder de Cristóbal González Triguero, adonde se sentaban las limosnas de todos los años”; más 36 reales que estaban en poder de este: en los años 40 y 41 corrió con las limosnas de la feria Robledo solo, y entregó respectivamente 801 y medio y 687 reales: en el año siguiente D. Juan de Ortega entregó 1.195 reales y medio.
De la casa de la calle S. Francisco se recibieron, pagados los reparos, 697 reales. También hubo un ingreso de 227 reales en dos años, por arriendo de un buey, propiedad de la Virgen, a un vecino de Almadén. Importó, pues, el cargo en los diez años 6.908 reales, sin la cantidad que se dedicó a las andas.
Durante esos años se hicieron y pagaron obras importantes en el Santuario. La cuenta que rindió D. Nicolás, al volver el Marqués su hermano a encargarse de la administración, las enumera con el coste que ocasionaron: “Se gastaron en el año 1732 dos mil y ochocientos reales vellón en el dorado del retablo de la capilla mayor, en cuya cantidad lo ajustó mi primo D. Diego de Ortega, con dos doradores de Sevilla: más se gastaron veinte y cuatro reales que se le dieron a D. Juan Pérez Carrasco para ayuda de las Misas que dijo en la Iglesia de Nuestra Señora; más se gastaron diez pesos de a ocho reales de plata para su rostrillo para la Virgen por mano de Sor Francisca de Santa Ana (48) quien lo ajustó el día 14 de Abril de 1736; más se gastaron el día 26 de Abril de 1737 tres pesos de a ocho reales de plata para comprar cuatro varas y argollas para el palio; más se gastaron siete reales que llevó el carpintero por cepillarlas, cuyas dos partidas fueron por mano de D. Ignacio de Ortega, quien compró las argollas y dichas varas; más se gastaron dos mil reales vellón en los que se ajustó el estofado de la capilla mayor con Juan de Brieva, vecino de Llerena; más se gastaron doscientos y treinta y dos reales de dos carretadas de maderos para los andamios, sogas y alfagías en el año de 1739; más se gastaron el día 18 de Abril de 1740, doscientos reales vellón en cien tablas que compré a Luis de Baena, vecino de Cazalla, quien las llevó a la casa de Nuestra Señora; más se gastaron sesenta reales vellón, el día 21 de Mayo de 1741, de un rostrillo que se hizo en Berlanga a la Virgen, y lo demás de su costo lo suplió la Cofradía de Nuestra Señora de aquella Villa; más se gastaron mil y seiscientos reales vellón que se le dieron a el dicho Juan de Brieva, a su muger e hijo José de Brieva, por haber fallecido su padre, en cuya cantidad se ajustó el estofado de dos naves de la Iglesia de Nuestra Señora con que se acabó el día último de Julio de 1741; más se gastaron siete reales vellón de dos libras de alambre para hacer una reja en la Iglesia; más se gastaron el día 26 de Enero de 1743, sesenta y cuatro reales vellón en cercar el corral de las casas de Nuestra Señora, que los ganaron Domingo el albañil y dos peones.” Importaron los gastos 7.289,26, quedando un alcance de 381,26.Hace una advertencia, después del cierre de la cuenta D. Nicolás y dice: “se previene que la nave de los colaterales la estofó el hermano José, la cual costó cuatrocientos y veinte reales, para los cuales percibió trescientos y treinta del buey que vendió en el Almadén; y así mismos costeó un retablo de los dichos colaterales que le costó seiscientos reales y el costo de traerlos ambos de Llerena: y el otro lo construyó por mi devoción y con dos becerros que a la Virgen le dí: y por ser todo cierto, según mi conciencia, así lo declaro y firmo esta cuenta en Guadalcanal a once días del mes de Marzo de 1743 años – Nicolás.”

lunes, 9 de noviembre de 2009

La Vida de María. Capítulo 2º

María es mencionada por su nombre por primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el evangelio según san Marcos, pero de forma tangencial. En el evangelio según san Mateo se la menciona con motivo de la narración de la concepción milagrosa de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto. Aquí el evangelista menciona que es María aquella de quien habló el profeta Isaías al decir: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros". El evangelio según san Lucas es el que más datos da sobre María, al desarrollar con más detalle los temas de la infancia de Jesús, algunos de los cuales se amplían más abajo: la Anunciación, la Visita a Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de Jesús en el Templo (aquí el anciano Simeón le profetiza: a ti misma una espada te atravesará el corazón, aludiendo al dolor de María durante la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su hallazgo en el templo. También es san Lucas quien dice que María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. En el evangelio según san Juan, Jesús hace su primer milagro a pedido de ella, en Caná. Y en la cruz, la entrega como madre a san Juan mismo, y san Juan es entregado a María como hijo. La teología católica y ortodoxa destaca, a raíz del milagro de Caná, la eficacia de la intercesión de María ante su Hijo; y en la entrega al pie de la cruz, la proclamación simbólica de María como Madre de la Iglesia, es decir, de todos los cristianos, figurados en la persona de Juan. También se le menciona en los Hechos de los Apóstoles como miembro destacado de la comunidad cristiana primitiva

jueves, 5 de noviembre de 2009

El Cardenal Amigo Vallejo se va a Madrid. Juan José Asenjo, nuevo Arzobispo Titular de la Archidiócesis de Sevilla


El arzobispo coadjutor de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, se ha convertido hoy en el arzobispo titular de esta sede después de que el Papa Benedicto XVI aceptara hoy la renuncia del cardenal Carlos Amigo por razones de edad.

En su comparecencia ante los medios de comunicación Monseñor Amigo Vallejo ha felicitado a Juan José Asenjo «es para mí una satisfacción persona, que ocupe el nuevo cargo». En su despedida ha expresado su gratitud al Santo Padre Pablo VI que lo nombró arzobispo y a todos los Santos Padres, así como a la Archidiócesis. Para él es «una etapa que ha terminado pero que comienza de nuevo».
En su primera intervención como arzobispo Monseñor Asenjo explicó que se ponía en ejecución a primeros de septiembre la renuncia del cardenal, «dejándonos libertad para elegir la fecha de la aceptación» y que es una fecha de común acuerdo y que coincide con aniversario de la beatificación de Sor Ángela de la Cruz.
Asenjo según resaltó él mismo viene a «adecentar el legado que se me entrega», «vengo a poner mi granito de arena a Sevilla». Por otra parte resaltó que la de Sevilla «es un Archidiócesis que está en marcha -por lo que no vengo a inventar nada, está todo inventado».
Monseñor Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo de Sevilla, celebró ayer su onomástica. Como cada año desde que ejerce el Pontificado en esta Diócesis, recibió en el Palacio Arzobispal a instituciones, congregaciones religiosas y personas que quisieron acudir a felicitarlo en el día de su santo.


Un día muy especial, toda vez que es la primera vez que sucede desde que, como es preceptivo, presentase su renuncia al Santo Padre al cumplir los 75 años. Pero a nadie escapa que la cuenta atrás la ha echado ya el propio monseñor Amigo, hombre inteligente donde los haya. Por eso sabía ayer perfectamente que los rumores sobre su sucesión —que han ido in crescendo desde que fue nombrado arzobispo coadjutor monseñor Juan José Asenjo Pelegrina— se dispararon en corrillos a la salida del Palacio Arzobispal. Que si la inminencia del nombramiento del nuevo obispo de Córdoba —para quien suena el obispo de Tarazona—, que si cartas que podrían haber llegado ya... nada le coge de nuevas al prelado, que continúa con su agenda, demostrando un día sí y otro también que cuando tenga que ser, será.

Y si el día de ayer fue especial, hoy también lo es. Se cumple el 27 aniversario de la beatificación de Sor Ángela de la Cruz, por la que el cardenal siente verdadera devoción. Un día perfecto para cualquier anuncio que suponga júbilo para los fieles, para la Diócesis, para el propio monseñor Amigo.

Por ello no es de extrañar que las miradas, y los sentidos, estén puestos en la hora del Ángelus. ¿Sonarán hoy las campanas? ¿O será, quizá, mañana? ¿Y si tardan en sonar? Santa Ángela sigue velando desde arriba. Si las campanas anuncian júbilo, seguro que Madre Angelita se alegra por todos...

FUENTE: www.pasionensevilla.tv

martes, 3 de noviembre de 2009

"Yo soy la Resurrección y la Vida"

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: -«Señor, tu amigo está enfermo.» Jesús, al oírlo, dijo: -«Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: -«Vamos otra vez a Judea.» Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús; ” -«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: -«Tu hermano resucitará.» Marta respondió: -«Sé que resucitará en la resurrección del último día.» Jesús le dice: -«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: -«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.» Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: -«¿Dónde lo habéis enterrado?» Le contestaron: -«Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: -«¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: -«Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: -«Quitad la losa.» Marta, la hermana del muerto, le dice: -«Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.» Jesús le dice: -«¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: -«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.» Y dicho esto, gritó con voz potente: -«Lázaro, ven afuera.» El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: -«Desatadlo y dejadlo andar.» Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.