jueves, 26 de febrero de 2009

CAPITULO II (2ª Parte)

Dos años mediaron entre la terminación de la obra de la nueva Iglesia y la bendición y colocación de la Santísima Virgen, sin que podamos vislumbrar a qué se debió esta dilación.
En 1649 estando en Santa Visita de Guadalcanal el Vicario general, presentó D. Alonso el siguiente Memorial: “D. Alonso Carranco de Ortega, vecino de esta Villa de Guadalcanal, digo: que para honra y gloria de Dios Nuestro Señor, por mi devoción, he hecho una Iglesia de Nuestra Señora de Guaditoca, en el sitio del Encinal de esta Villa, para trasladarla a ella, por ser la que tiene corta e indecente a la grandeza y milagros que esta gran Señora hace con esta Villa y los lugares circunvecinos; y porque la dicha Iglesia está acabada en toda forma a mi costa. = Suplico a Vmd. de licencia para trasladar a Nuestra Señora a la Iglesia nueva, que está en el mismo sitio, que en ello recibiré merced con justicia. =Don Alonso Carrasco de Ortega”.
Accedió el Vicario general a lo solicitado y dio el siguiente auto: “Vista esta petición por su merced el Sr. Licenciado Francisco Caballero de Yegros de la Orden de Santiago, Vicario perpetuo del Convento y Vicaría de Nuestra Señora Santa María de Tudía, Juez eclesiástico ordinario en ella por Su Magestad, como Administrador perpetuo de la dicha Orden = Otro sí: Vicario general de esta provincia de León, por su señoría el Sr. D. García de Eslava y Hoyos por la gracia de Dios Prior del real convento de San Marcos y de su provincia, del Consejo de su Magestad y de su Capellán = Dio comisión en forma al Doctor Don Alonso de Morales y Molina, de la Orden de Santiago, cura de la parroquial de Santa Ana de esta Villa, para que por su persona vea la Iglesia que está hecha para nuestra Señora de Guaditoca, en el Encinal de esta ésta dicha villa, y hallándola que esté con la decencia, ornato y capacidad que a el caso conviene y con más perfección que la Iglesia vieja en que ha estado la dicha Imagen, que está inmediatamente a ésta, pueda bendecir y bendiga la nueva mencionada en este pedimiento, según el Ritual romano, hecho todo lo cual y lo que más se pueda requerir en cosa que pide tanta atención y cuidado, le encargo la conciencia, para que obre como debe, y hecho todo se ponga por fe y testimonio al pie de este Auto = Y al Licenciado Fabián de Olmos, de la dicha Orden, Cura de la Iglesia mayor de esta Villa, habiendo hallado la dicha Iglesia ya bendita el día que se trasladase la dicha Imagen de Nuestra Señora de esta Villa para su colocación a la dicha nueva Iglesia, como párroco que es y a quien toca y pertenece asistir a la procesión y decir la misa cantada y lo demás tocante a este ministerio, se le deja su derecho a salvo para que obre según y de la manera que puede. Así lo proveyó, mandó y firmó, estando en esta Villa, en siete días del mes de Diciembre de mil seiscientos cuarenta y nueve años = Licenciado Francisco Cavallero = Por mandato del señor Vicario general, D. Pedro López Rubio, Notario.” (14)
Se bendijo solemnemente la Iglesia y de ello se levantó acta notarial que dice así: “Yo Domingo López Rubio, Clérigo, Presbítero, Notario Apostólico por autoridad apostólica y ordinaria y de la audiencia de su merced el Señor Vicario general, doy fe y testimonio de verdad en la forma que puedo, como hoy Domingo doce días del mes de Diciembre, como a las nueve horas del día poco más o menos, estando en el Encinal, término y jurisdicción de la villa de Guadalcanal, en la Iglesia nueva, que está hecha para colocación de Nuestra Señora de Guaditoca, el Dr. D. Alonso Morales de Molina, de la Orden de Santiago, Cura de la Iglesia Parroquial de Señora Santa Ana de la dicha villa de Guadalcanal y contenido en la comisión de este pliego, que tiene aceptada, con asistencia de los Licenciados Diego González Holgado y Antonio de Ayala, presbíteros, vecinos de dicha villa, estando revestidos, según y la manera que por la dicha Comisión se ordena, el dicho D. Alonso hizo la bendición de esta dicha nueva Iglesia, bendiciéndola con agua bendita por todas las partes que fueron necesarias, así dentro como fuera, como lo manda y dispone el Ritual romano, haciendo la procesión que en las rúbricas de dicho ritual se dispone y todo lo demás que al caso vino, a que fueron testigos a verlo hacer y cantar y oficiar D. Diego de Fuentes, Presbítero, Francisco Núñez Cordero, Presbítero asimismo y Francisco Rodríguez Montero, vecino de la dicha villa y otras muchas personas que a la ceremonia se hallaron presentes. Y para que conste de la verdad y que así pasó, di el presente de pedimento de D. Alonso Carranco de Ortega, vecino de la dicha villa de Guadalcanal, estando en el sitio retroscripto, en doce días del mes de Diciembre de mil seiscientos cuarenta y nueve años, y en fe de ello signé y firmé = En testimonio de verdad, Domingo López Rubio”.
El Templo, que edificó a sus expensas don Alonso Carranco, está situado a orillas del río Guaditoca, entre la ermita vieja y la peña de la aparición de la santísima Virgen y orientado de naciente a poniente: tiene un pórtico que le sirve de vestíbulo, en lo antiguo quedaba delante una amplia plazuela formada por los portales situados a los lados norte y sur, el templo al este, y quedaba abierta al oeste. A más de la puerta principal, situada a los pies del templo, tenía otra al lado sur, mirando al río, que fue cerrada en la primera mitad del siglo XIX y el portaje colocado en el inmediato caserío.
Tiene la Iglesia una sola nave, al estilo greco-romano: cubierta de bóveda dividida por arcos; la capilla mayor tiene una esbelta cúpula, con linterna, así como el camarín que es una espaciosa pieza cuadrada, a la que se sube por cómoda escalera. Toda la fábrica es de ladrillo y mampostería.
Todo el templo fue objeto de una concienzuda reparación y de importantes obras de adorno en 1913, de las que nos ocuparemos en lugar oportuno.
Las pinturas que revisten los muros son del siglo XVIII, y están en pésimo estado de conservación, debido a la incuria del tiempo, y al abandono y descuido, en que se ha tenido la Ermita durante muchos años: su autor fue un pintor de Llerena llamado Brieva y un hijo suyo.
En el testero principal del Camarín hay una buena pintura mural de la Virgen de Guaditoca, tal y como la vestían en el siglo XVIII. Tiene rostrillo, corona imperial y ráfaga de plata; la saya y manto al gusto de la época, de telas color encarnado, con joyas prendidas en las vestiduras; delante del pecho lleva el niños Jesús, vestido con las mismas telas que la Madre, lleva corona de plata, y al brazo un canastillo del mismo metal. A los pies de la Santa Imagen hay una media luna, también de plata. Las pinturas de cornisa para abajo han desaparecido, y en la bóveda no quedan más que algunos ángeles. En el muro de la derecha, en un hueco que imita una ventana, hay una pintura, retrato de un caballero santiaguista, que debe ser el Marqués de San Antonio; cuyas armas adornan las pechinas. Frente a la puerta de entrada, y formando juego con la pintura de la Santísima Virgen con el Niño en brazos, y a sus lados San José, San Joaquín y San Ignacio.
La bóveda principal de la Iglesia, ya no conserva más que restos de la pintura, que la adornó en otros tiempos; en el medio punto del lado del evangelio está la Justicia de Salomón y en el de la epístola, a los lados de las ventanas, San Isidro Labrador a la derecha, y Santa Magdalena a la izquierda. En las pilastras del arco toral Santiago y San Bartolomé. En la bóveda de la nave de la Iglesia y de la tribuna del coro alternan las virtudes y las estaciones con ángeles, escudos heráldicos, apóstoles y otros santos.
Con las más opuestas intenciones han afirmado unos D. Alonso no hizo otra cosa que restaurar el templo primitivo y otros que cuanto hay en el templo fue obra de D. Alonso o de sus descendientes. Los documentos que han llegado hasta nosotros, y de los cuales iremos dando noticias, permiten reconstruir la verdad. La obra de D. Alonso, a la que como hemos visto contribuyó la Hermandad, queda reducida a la nave de la Iglesia cubierta de techo a la bóveda de la capilla mayor y sacristía: y lo demás, el camarín, la bóveda de la nave, las pinturas, los portales, son debidos al esfuerzo de la Cofradía y a la piedad y generosidad de los devotos de la Virgen de Guaditoca.
Testó D. Alonso ante el Escribano Martín Murillo en 16 de Diciembre de 1653, y es lástima que no queden más que las dos primeras hojas de este testamento, faltando las demás en las que había de encontrarse algo interesante para la historia del Santuario de Guaditoca. Los últimos renglones dicen así: “Digo que por mi devoción he hecho una Iglesia a la Virgen Santísima de Guaditoca, cuya fiesta se hace y celebra….” (15). Por el testamento de su hijo don Pedro de Ortega, consta que dejó fundada una memoria para que se cumpliese en el día de la fiesta de Nuestra Señora de Guaditoca, y consistía en una Misa cantada, que se decía antes de la función principal, y la dotó con diez y seis reales.
Se enterró D. Alonso Carranco de Ortega en Santa María en la sepultura de sus antepasados.

(1) Historia de la Casa de Herrasti, señores de Domingo Pérez en Granada escrita por D. Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Vera Gadía Maldonado Alvarez de Alcozer Afan de Rivera Ortega Iriarte Salazar Ponze de León. VIII. actual Señor de dicha Casa y de el Palacio Casa Fuerte con Tiros de Artillería Tercias y Alcabalas de la Villa de Padul: Regidor Perpetuo de las Ciudades de Guadix y Alcalá la Real. Quien la dedica a María Santísima de las Angustias. Patrona de dicha Ciudad. En Granada, en la Imprenta de S.S. Trinidad Año 1750 pág. 254.
(2) Guaditoca, nombre árabe; parece compuesto, según D. A. Muñoz y Bosque de Uad que significa río, y de tdaika, que significa angostura, estrechez: todo unido sería Uad etd tdaika.
(3) Expediente de concesión del Patronato de la Iglesia de Guaditoca a D. Alonso de Ortega – Archivo Histórico Nacional.
(4) Pérez Herrasti _ loc. cit.
(5) Este privilegio fue confirmado por el Maestre y Capítulo General en 21 de Septiembre de 1.440, y habiendo surgido debates y contiendas entre las villas de Azuaga y Guadalcanal, nombró el Gran Maestre jueces que dieron sentencia aclaratoria en Guadalcanal a 20 de Noviembre de 1469. Nuevas confirmaciones dieron D. Alonso de Cárdenas en 9 de Mayo 1480 y los Reyes Católicos en 1494 – Archivo Municipal de Guadalcanal – Carpeta de privilegios.
(6) Expediente de la Visita general de ese año –Archivo de Santa María de Guadalcanal- legajo 234.
(7) Estos autos y los demás que se citarán, están tomado de los Cuadernos de Autos Capitulares de la Villa- Archivo Municipal. No ha sido empresa fácil investigar en el archivo del Ayuntamiento de Guadalcanal. Desde fines del siglo XVIII en que se hundieron las casas del Cabildo, no ha tenido la Villa casa propia hasta hace pocos años; el archivo después de la revolución de 1868 se colocó en la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, lugar a propósito para que la humedad y el abandono acabasen con los documentos que allí se depositaron sin orden no concierto. El actual Alcalde D. José Castelló, accediendo a ruegos del Autor trasladó los documentos que quedaban al Ayuntamiento y actualmente se trabaja en ordenarlos y catalogarlos. Aun quedan muchos de gran valor histórico.
(8) Protocolo de Escrituras –año 1638- folio 185 –Archivo Municipal de Guadalcanal.
(9) Archivo de la Secretaría del Arzobispado de Sevilla.
(10)Estos datos están tomados de la Visita de Capellanías de 1628, Archivo de Santa María de Guadalcanal y de las fundaciones de Capellanías y Memorias. Archivo del Arzobispado.
(11)Pérez Herrasti, ob. cit. casa VIII.
(12)Protocolo de escrituras –año 1671- fº 58.
(13)Protocolo de escritura, año 1638, folio 198.
(14)Este documento y el siguiente están en el Archivo Histórico Nacional – Orden de Santiago – Santuarios, leg. 540.
(15)Protocolo de este año, folio 436. Faltan los folios hasta 445. Dejó una memoria a honra del Apóstol San Pedro, y la cláusula dice así: ”Declaro que habrá diez y ocho años que por ser devoto del Apóstol San Pedro, Príncipe de la Iglesia, fundé una Memoria en que se me dice una Misa cantada el día de su fiesta en la Ermita del glorioso Santo, que está al pie de la Sierra de la Breña, y si faltare la dicha Ermita, se diga en la Iglesia de Santa María de esta Villa, y para ello di una huerta que tenía, linde con la que llaman de la Madre de Dios, y a esta llaman de San Pedro: y mando a mi heredero y los demás que sucedieron tengan cuidado en que se diga la Memoria.”