miércoles, 4 de febrero de 2009

CAPÍTULO I (2ª parte)

Ofrecemos la segunda parte del capítulo I del libro "El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca" de Antonio Muñoz Torrado.

"...Quizá esta fuera su primera colocación, a juzgar por la posición del Niño y por el destrozo hecho en su vestido, para separarlo sin duda de la Madre; a ello también induce el modo como está la parte inferior de la escultura de aquel, que revela que ha sido violentamente arrancado de donde estuviera colocado fijamente. Podría, pues, señalarse como época de la escultura el siglo XIV.
La devoción a la Virgen de Guaditoca no solo se extendió al vecino pueblo de Malcocinado, que hasta hace poco estuvo unido a Guadalcanal en lo eclesiástico y en lo civil, y a los de Azuaga, Berlanga, Valverde de Llerena y Ahillones, en los cuales desde antiguo existieron Hermandades en honra de Nuestra Señora de Guaditoca; sino que llegó hasta lugares más lejanos; siendo muy visitado el Santuario por su proximidad al camino de Andalucía a Extremadura, tan frecuentado, hasta que los modernos adelantos han llevado por sitio distinto la comunicación entre las dos regiones.
La devoción al Niño Jesús corre parejas con la que se ha profesado a Nuestra Señoras de Guaditoca; una tradición nos recuerda que lo llevaban por las fincas y caseríos próximos al Santuario, en especial en la recolección de la bellota y recibía como limosna gran cantidad de este fruto, con lo que se atendía a su culto; no escaseando otras limosnas y donativos. Aun tiene al brazo un pequeño canasto de plata con algunas bellotas del mismo metal.
El pueblo de Valverde de Llerena lo venera como a su Patrono; y hubo cofradía erigida en su honor, de la que hablaremos en otro capítulo. En un libro de esta Hermandad, que se conserva en la parroquia de Valverde, en una nota marginal hace referencia a la procesión que el Clero y pueblo hacían a la Cruz de Guaditoca, que está a la salida del pueblo, a la llegada del Niño Jesús, al que acompañaban con cánticos hasta la parroquia. Salía en la procesión el día del Corpus Chisti y su octava; y días después lo llevaban procesionalmente al Santuario.
Tenía el Niño Bellotero ricas andas de plata, de las que no queda más que la memoria.
No podemos precisar el tiempo en que se introdujo la costumbre de separarlo de la Imagen de la Virgen: desde luego a mediados del siglo XVIII, encontramos en los inventarios de la Marquesa de San Antonio una indicación de que había otro, del cual no queda más que la memoria, que tenía la Virgen en los brazos.
El más antiguo documento referente al Santuario, que ha llegado a nuestras manos, es el auto de Visita de 1628, en cuyo año la hizo en (6) Guadalcanal el Ldo. D. Andrés de Barra, caballero del hábito de Santiago, Consultor del santo oficio de la Inquisición, Vicario perpetuo del Convento y Vicaría de Santa María de Tentudía y Juez eclesiástico ordinario de ella por la Orden, y Vicario General de San Marcos de León, por ausencia de D. Francisco de Tena, Prior: por las muchas ocupaciones que le ocasionaba la santa visita de la villa, delegó en el Presbítero de Guadalcanal, Licenciado D. Diego García de la Rubia, para que acompañado de notario, visitase las Capillas e Iglesias del extramuros, como lo realizó; visitando el día 10 de Junio las ermitas de San Pedro, San Benito, San Juan y Nuestra Señora de los Remedios, mandando en esta última “que se quiten muchos santos de papel que el santero tiene puestos en el frontispicio de la Capilla, y unos paños así mismo de vedenes que más provocan a risa que a devoción; y al día siguiente hizo la visita de la capilla de San Antonio, en las famosas minas del Pozo Rico, y de allí marchó a Guaditoca, “ermita, dice el auto, de mucha devoción; y habiéndola visto y mirado por dentro, le parece tiene necesidad de recorrerse parte de ella y la casilla del casero; y que a la campanilla que tiene se le eche un eje, porque el que tiene está podrido y sin provecho, y así mismo le falta un frontal; que para uno y otro tiene caudal dicha ermita. Y esto le parece y lo firmó”. Visitó por último Santa Marina, “que es una ermita tan antigua”.
Al año siguiente fue elegido Regidor de la Villa D. Alonso Carranco, cuyo nombre va unido a la edificación del nuevo Santuario.
Anterior al templo actual, y testimonio de la antigua devoción de Guadalcanal a su Patrona, es un auto de la Justicia y Regimiento de la Villa, de gran valor. En 19 de Abril de 1637 se celebró Cabildo, al que asistieron Juan González de la Pava y Juan de Castilla Freire, Alcaldes ordinarios; Fernando Gorgazo, Cristóbal Yanes de Gálvez, Antonio de Fonseca y Sebastián de Gorgazo, regidores; Pedro de Ortega Freire, Alférez Mayor de la Villa; Rodrigo de Ayala Sotomayor, Juan de Ortega y Diego Díaz de Ortega, regidores.
“En este Cabildo se acordó que por cuanto siempre que ha habido necesidad en esta república de pedir a Dios Nuestro Señor remedio en las necesidades de ella, lo ha hecho poniendo por intercesora a Nuestra Señora de Guaditoca, con quien se ha conseguido el cumplimiento de dichas necesidades y de toda esta comarca, que tiene devoción a celebrar sus fiestas y tienen fundada hermandad; y porque de presente la necesidad de agua para los trigos, así para que no suba el precio que tiene el seco, como para que Dios Nuestro Señor en dicho fruto y los demás nos haga merced; se acordó que se traiga a esta bendita Señora con toda la veneración posible y que se haga pregonar públicamente en esta Villa para que mañana Domingo, que se cuentas diez y nueve de este dicho mes, sean sabedores cómo se ha de traer y se envíen a hacer diligencias a Valverde, Ahillones, que tienen fundadas Hermandades, para que acudan con los estandartes de su Hermandad cada una para acompañar en la procesión con su cera: y se comete la disposición de traer a esta Señora a el Convento de Monjas del Espíritu Santo de esta Villa a don Pedro de Ortega, Alférez y a D. Rodrigo de Ayala, regidor perpetuo de ella, para que estando allí se traiga en procesión general a la Iglesia Mayor de esta Villa a donde se le diga un novenario con mucha devoción; y que se publique para que todos los hijos de esta Villa acudan a él; y que la cera que fuere necesaria se saque de la que tiene la Hermandad de los regidores con cuenta de lo que pesare y gastare y se pague de la limosna que se juntare y si faltare algo lo pague la Villa”.
Los gastos fueron más crecidos que las limosnas que recogieron los Comisarios, y éstos, cumpliendo el anterior auto del Cabildo, acudieron en 26 de Mayo siguiente a la Villa, la que accediendo al pedimento que presentaron aquellos, mandó librar setecientos sesenta y dos reales y diez y ocho maravedís, para pagar los gastos de la traída, fiestas y vuelta a su Santuario de la Venerada Imagen de Nuestra Señora de Guaditoca.(7)
Al siguiente año de 1638 D.ª Catalina de Ortega, mujer de D. Juan Velarde Tello, Mayordomo de la Cofradía de Nuestra Señora de Guaditoca, en testamento otorgado en 25 de Agosto hizo un legado a dicha Imagen, y la cláusula dice así: “Mando Mayor a Nuestra Señora de Guaditoca una vaquita de tela azul”.(8)

Ya por ese tiempo se labraba nuevo templo a expensas de D. Alonso Carranco y con el dinero que aportó la Hermandad, de lo cual trataremos en el siguiente capítulo
."


(1) Historia de la Casa de Herrasti, señores de Domingo Pérez en Granada escrita por D. Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Vera Gadía Maldonado Alvarez de Alcozer Afan de Rivera Ortega Iriarte Salazar Ponze de León. VIII. actual Señor de dicha Casa y de el Palacio Casa Fuerte con Tiros de Artillería Tercias y Alcabalas de la Villa de Padul: Regidor Perpetuo de las Ciudades de Guadix y Alcalá la Real. Quien la dedica a María Santísima de las Angustias. Patrona de dicha Ciudad. En Granada, en la Imprenta de S.S. Trinidad Año 1750 pág. 254.
(2) Guaditoca, nombre árabe; parece compuesto, según D. A. Muñoz y Bosque de Uad que significa río, y de tdaika, que significa angostura, estrechez: todo unido sería Uad etd tdaika.
(3) Expediente de concesión del Patronato de la Iglesia de Guaditoca a D. Alonso de Ortega – Archivo Histórico Nacional.
(4) Pérez Herrasti _ loc. cit.
(5) Este privilegio fue confirmado por el Maestre y Capítulo General en 21 de Septiembre de 1.440, y habiendo surgido debates y contiendas entre las villas de Azuaga y Guadalcanal, nombró el Gran Maestre jueces que dieron sentencia aclaratoria en Guadalcanal a 20 de Noviembre de 1469. Nuevas confirmaciones dieron D. Alonso de Cárdenas en 9 de Mayo 1480 y los Reyes Católicos en 1494 – Archivo Municipal de Guadalcanal – Carpeta de privilegios.
(6) Expediente de la Visita general de ese año –Archivo de Santa María de Guadalcanal- legajo 234.
(7) Estos autos y los demás que se citarán, están tomado de los Cuadernos de Autos Capitulares de la Villa- Archivo Municipal. No ha sido empresa fácil investigar en el archivo del Ayuntamiento de Guadalcanal. Desde fines del siglo XVIII en que se hundieron las casas del Cabildo, no ha tenido la Villa casa propia hasta hace pocos años; el archivo después de la revolución de 1868 se colocó en la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, lugar a propósito para que la humedad y el abandono acabasen con los documentos que allí se depositaron sin orden no concierto. El actual Alcalde D. José Castelló, accediendo a ruegos del Autor trasladó los documentos que quedaban al Ayuntamiento y actualmente se trabaja en ordenarlos y catalogarlos. Aun quedan muchos de gran valor histórico.
(8) Protocolo de Escrituras –año 1638- folio 185 –Archivo Municipal de Guadalcanal.