lunes, 16 de marzo de 2009

CAPITULO III (1ª Parte)

Capítulo III

D. Pedro de Ortega Freire.- Obtiene licencia para usar de una puerta de comunicación entre su casa y la Iglesia de Guaditoca.- Concesión de un Jubileo por S.S. Alejandro VII.- Acuerdo de la Cofradía sobre el mismo.- Acuerda el Ayuntamiento en 1668 traer a la Villa la Santa Imagen.- Misión del P. Tirso González S.J.- Testamento de D. Pedro de Ortega.- Donación de don Francisco Maldonado.


Hijo de D. Alonso Carranco de Ortega y de D.ª Beatriz de la Rica fue D. Pedro de Ortega Freire. Nació en Guadalcanal y se bautizó en la Parroquia de Santa María el 29 de Septiembre de 1605 (16)
Fue inclinado en sus primeros años al estado sacerdotal y recibió la tonsura de manos de D. Diego de Pereda, Obispo Prior de S. Marcos de León, en las órdenes que celebró en la parroquia mayor de Guadalcanal, en 21 de Febrero de 1616, estando de Santa Visita en la Villa. (17) Su padre, por escritura otorgada ante Cristóbal de Cobos en 10 de Enero de 1625, fundó una capellanía, servidera en la citada Parroquia y les asignó por bienes una escritura de tributo de 15.000 maravedís de principal, que por deuda le tenía otorgada Pedro Martín Rasero y su mujer; otra escritura de tributo de 5.000 maravedís de principal otorgada por Alonso González Moreno y su mujer; una suerte de tierra en el sitio de los Berriales, de cuatro fanegas de sembradura, que lindaba con tierras de Diego Tamayo Pineda, y otra suerte de tierra al dicho sitio en linde con tierras de Pedro Ortega López, de diez y seis fanegas de sembradura: puso como de obligación del capellán decir o mandar celebrar las Misas que cupieran en las rentas al estipendio de cuatro reales; y nombró por primer Capellán a su hijo don Pedro de Ortega Freire “que quiere ser sacerdote y está ordenado de tonsura y con el fin de que le sirva de título para ordenarse de mayores”. Recibió D. Pedro colación de la Capellanía, previo el oportuno expediente, en 30 de Enero de 1625.(18)
Años después, en 1629, vemos a D. Pedro más inclinado a las armas que al estado eclesiástico; de los cual dio pruebas en la noche del Domingo de Trinidad de 1629; lo que le ocasionó un proceso en la Curia eclesiástica de Llerena, terminando las actuaciones con imposición de censuras y penas pecuniarias, alcanzando a D. Alonso participación en ellas y de las que uno y otro pidieron humildemente al Provisor de Llerena le fueran alzadas, a lo que inmediatamente accedió éste.
En el año 1659, lo encontramos desempeñando empleos de real servicio; mereciendo distinciones especiales de D. Juan de Austria, que le exceptuó de alojar tropas, dándole al mismo tiempo facultad para señalar itinerario a los ejércitos e imponiendo penas graves a las justicias que no le obedeciesen como a la misma persona de D. Juan. (19)
Casó en Sevilla en 1º de Agosto de 1631 con la virtuosa dama D.ª Tomasina Inarte Salazar Ponce de León, feligresa de la collación S. Marcos e hija de D. Pedro Inarte Salazar, natural de Sanlúcar de Barrameda, por lo que casa de los Ortegas de Guadalcanal poseyó en la Parroquia de aquella ciudad un patronato con capilla y suntuoso sepulcro; y siendo la dama de la casa esclarecida de Arcos, incorporaron los Ortegas a sus armas los blasones de aquella. Fue D. Pedro el primer alférez perpetuo de Guadalcanal con facultad de poner teniente, Alcalde por el Estado noble y familiar de Santo Oficio de la Ciudad de Llerena.
Remató algunos años las rentas de la fábrica de Santa María y debiendo a ésta 3.760 mrs, para asegurar su pago “obligó un oficio de Alférez mayor de dicha villa, -dice la escritura que otorgó en 30 de Mayo de 1654, con licencia del Provisor de Llerena- (20) que vale mil ducados de planta; y así mismo una heredad que tengo a el sitio de San Benito en que habrá veinte aranzadas de viña con su lagar y tinajas, que son treinta y dos de cien arrobas y otras diez más pequeñas y dos suertes de tierra que se alindan con un cercado; que todo hará en sembradura treinta fanegas de trigo, que vale más de ocho mil ducados y las casas de mi morada en esta villa; y si estas partidas no bastaran daré más a satisfacción de dicha Iglesia”.
Heredó D. Pedro de su padre la devoción a la Santísima Virgen de Guaditoca: en 1653 era Mayordomo de la Cofradía y arrendó en 23 de Noviembre a Juan López Gordón una casa que tenía la S. Virgen en la calle de la Fuente, por tiempo de tres años y en precio de seis ducados en cada uno. (21)
Obtuvo confirmación del privilegio, de que gozó su padre, de tener puerta de comunicación entre la casa que tenía inmediata al Santuario y éste, para mejor cuidar del culto de la Santísima Virgen, dirigiendo al Vicario general la siguiente petición: (22)
“D. Pedro de Ortega Freire, vecino de esta Villa de Guadalcanal, Alférez mayor y familiar del Santo Oficio de ella, hijo legítimo, único y heredero de D. Alonso Carranco de Ortega, vecino que fue de esta villa, como mejor haya lugar en derecho, digo que como consta del testamento y última voluntad, sobre cuya disposición murió el dicho mi padre, reedificó y labró a sus expensas, durante su vida, la ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, término y jurisdicción de esta dicha villa a la entrada del Encinal de ella, en tierra propia del dicho mi padre, y accesoriamente una casa habitación, para que con la mucha devoción que el dicho mi padre tuvo y asistencia en dicho sitio, se perpetuase en sus herederos y sucesores la frecuencia y cuidado, reedificación y aseo de dicha Iglesia; y para con más comodidad poder cuidarlo dejó una puerta que de dicha casa haga tránsito a la capilla mayor de dicha Iglesia; y aunque en si fue lícito y debido por fundador y reedificador de obra tan heróica y santa, para que en tiempo alguno no se pueda escrupulizar, ni poner embarazo en el uso de dicha puerta, valiéndose de este medio para malquistar la devoción que mi casa ha tenido y tiene con aquella Santa Imagen – Pido y suplico a Vm., pues ha visitado dicha Iglesia y reconocido todo lo susodicho y consta por el testamento que presento solemnemente, mande librar su mandamiento, para que ninguna persona pueda poner estorbo ni embarazo, al uso de dicha puerta, y yo y mis sucesores podamos usar de ella para dicho efecto, pues respecto de estar en el campo, viene a ser de conveniencia para que la ermita esté con el aseo que en ello se requiere, que en ello requiere particular merced, pues es justicias que pido etc. = Don Pedro Ortega.”
Accedió a esta petición el Vicario general y dio el siguiente auto: “Vista esta petición y testamento que en ella se presenta, por su merced el señor licenciado D. Tirso Gutiérrez de Lorenzana, de la Orden de Santiago, Visitador y Vicario general de esta provincia de León, Sede vacante, su Sra. Ilma. dijo que por el presente daba y dio licencia al dicho Don Pedro de Ortega Freire, en la forma que pide, para que pueda usar y use de la dicha puerta en lo lícito, honesto y decente, sin que persona alguna en ninguna manera le pueda impedir el uso de dicha puerta, atento a que a su merced le consta los muchos gastos que el dicho D. Pedro Freire y sus pasados han tenido en la Iglesia de Nuestra Señora de Guaditoca, y en la devoción de las fiestas de dicha Imagen y se espera tendrán en adelante; y lo susodicho se le guarde al dicho D. Pedro Freire, en virtud de Santa obediencia y so pena de excomunión mayor latae sententiae y de diez mil mrs. de pena para la fábrica de dicha ermita; y así mandó y firmó en la villa de Guadalcanal, estando en visita general en veinte y un días del mes de Julio de mil y seiscientos y cincuenta y cinco años – T. Gutz. De Lorenz.ª Ante mi, yo Cortes Loçano.”
Alguna contradicción se hizo, a juzgar por lo anterior, a que D. Alonso y después su hijo, hiciesen uso de la puerta abierta en la capilla mayor del Santuario; no sabemos a quien atribuir la oposición; pero si consta, que a pesar del mandato del Visitador y Vicario general, no debió cesar porque tres años después, en 1658, encontramos nueva confirmación de la licencia concedida a D. Pedro, en el siguiente documento:
“Nos el Ldo. Don Juan Montero Villalobos de la orden de Santiago, Vicario general de la provincia de León por su Señoría el Señor Don Juan Montero Villalobos y Espinosa, Prior de ella y del real Convento de San Marcos de León, del Consejo de su Magestad etc. = Por cuanto Don Pedro de Ortega Freire, vecino y Alférez mayor de esta villa de Guadalcanal y familiar del Santo oficio de la Inquisición, se ha presentado ante nos la licencia del Señor Licenciado Don Tirso Gutiérrez de Lorenzana, Visitador y Vicario general que fue de esta provincia… y nos ha pedido refrendación y corroboración de la dicha licencia y que siendo necesario se la demos de nuevo por las causas que tiene presentadas en dicha su petición: la cual por nos vista y la dicha licencia, y constándonos ser cierta la relación de dicha su petición, por informes que habemos tenido y por vista de ojos en la visita que hicimos en la dicha ermita, habemos tenido por bien, atento a que es cosa justa lo que el dicho Don Pedro de Ortega Freire pide, de revalidar, como por la presente revalidamos y corroboramos la dicha licencia de dársela, y se la damos de nuevo, para que use de ella, según y como en la dicha licencia se contiene, y mandamos en virtud de excomunión mayor latae sententiae, que ninguna persona se lo impida embarace ni estorbe en manera alguna y so la dicha pena lo notifique a quien fuere necesario cualquiera notario o escribano. Dada en la villa de Guadalcanal, estando en visita en ella, en veinte y un días del mes de enero de mis seiscientos cincuenta y ocho años = El Licenciado Montero Villalobos.”
Un nuevo testimonio del amor de D. Pedro de Ortega al Santuario de Guaditoca ha llegado hasta nosotros, y es documento muy interesante; por él consta la concesión de un Jubileo a favor del Santuario; es un acta de la Cofradía que dice así: (23)
“Acuerdo = En la villa de Guadalcanal a trece días del mes de Marzo de mil seiscientos sesenta y tres años; los hermanos mayores y demás hermanos, de quien se hará mención, de la Cofradía de Nuestra Señora de Guaditoca, sita en la ermita del término de esta Villa, al sitio de la Vega del Encinal, juntos en su cabildo como lo tienen de costumbre, en particular los siguientes: Ldo. Cristóbal Yanes Marín Blanco, Presbítero, Comisario del Santo Oficio y Don Cristóbal Carranco de la Pava, Rejidor perpétuo de esta Villa, hermanos mayores; Don Diego de Castilla Gavilanes, el Dr. Juan Caballero Carranco, Presbítero, Alonso García Carranco de la Pava, Presbítero, Francisco Rodríguez Montero, Presbítero, Diego Rodríguez Hidalgo, Presbítero, Diego Muñoz de la Sancha, Cristóbal Cabezas, Licenciado Gonzalo de la Fuente, Presbítero, Cristóbal Muñoz Salvador, Pedro de la Parra, Alonso González Zancada, Cristóbal González Zancada, Don Álvaro de Castilla, Don Juan de Ortega Suárez, Diego de Cote, el mayor, Diego de Cote, el menor, Gerónimo Quintero de Gálvez, Presbítero, Don Juan de Fuentes y Castilla, Don Diego de Fuentes López, Presbítero, don Diego de Morales y otros hermanos, dijeron que por cuanto Don Pedro de Ortega Freire, Alférez mayor de esta Villa, familiar del Santo Oficio y Mayordomo y administrador que de presente es de dicha ermita y Cofradía, por su devoción y en continuación de la que Don Alonso Carranco de Ortega y Doña Beatriz de la Rica, difuntos, sus padres, tuvieron a la imagen de Nuestra Señora de Guaditoca, labrando a su costa la Iglesia en que de presente está, ha impetrado de nuestro Santísimo Padre Alejandro séptimo, que de presente rige la Iglesia, un jubileo de indulgencias, para que gozen de ellas para siempre jamas los hermanos y hermanas que son y adelante fueren de dicha Cofradía; y porque su Santidad, en sus letras Apostólicas señala para ganar dicho jubileo el día en que se celebra fiesta a Nuestra Señora de Guaditoca, que es desde las segunda vísperas del primero día de Pascua de Pentecostés hasta el segundo día puesto el sol; y concede que dichos Cofrades señalen otros cuatro días festivos en que se ganan dichas indulgencias, siendo primero aprobados por el ordinario = En Conformidad del tenor de dichas letras apostólicas, los dichos hermanos por si y en nombre de los demas, considerando las conveniencias y oportunidades de los tiempos, para que puedan asistir y visitar dicha ermita y ganar dicho jubileo, señalaron el tercero días de Pascua de Resurrección, el día de la Natividad de Nuestra Señora, el día de su Limpia Concepción y el tercer día de Pascua de Navidad, que son los cuatro que Su Santidad concede a dichos hermanos señalen para ganar dicho Jubileo, sin el de la festividad. Y así lo señalan para dicho efecto, por esta vez para siempre jamás: y piden y suplican a su merced el Señor Provisor de esta Provincia de León, como Juez ordinario en ella, apruebe y haya por señalados los dichos cuatro días, interponiendo en ello su autoridad y judicial decreto, y mande su publiquen dichas indulgencias en la forma que dispone el Señor Comisario de Cruzada, así en esta Villa de Guadalcanal, como en las de Valverde, Ahillones y Berlanga, adonde asimismo asisten muchos hermanos y hermanas de dicha Cofradía, y en las partes y lugares que convenga, para mayor honra y gloria de Dios nuestro Señor y provecho de las Ánimas, y aumento de la devoción a su Santísima Madre, con la invocación de Nuestra Señora de Guaditoca, a quien tiene esta Villa y las demás circunvecinas por Patrona y amparo de sus necesidades y a sí lo acordaron y firmaron los que supieron, ante mi el presente notario = Ldo. Cristóbal Yanes Marín y Blanco – Cristóbal Carranco de la Pava – D. Diego de Castilla Gavilanes – Alonso García Carranco de la Pava – D. Diego de Ortega Morales – Don Aln.º de Castilla – Diego López Alvarado – Juan Janes de Gálvez – Francisco Montero – Cristóbal Cabeza – Doctor Caballero – Diego de Cote – El Ldo. Diego de Fuentes – Don Pedro de Ortega Freire = Ante mil, el Ldo. Cristóbal de Lobos, Not.º”
Podemos formar juicio por lo anterior del esplendor del culto, que se daba en el Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca y de lo extendido de su devoción; lo cual aparecerá aun más al por menor en las siguientes páginas.