lunes, 30 de marzo de 2009

CAPITULO III (2ª Parte)

En la segunda mitad del siglo XVII misionaba en Extremadura y Andalucía un benemérito hijo de San Ignacio de Loyola; incansable apóstol del Evangelio trabajó con celo y constancia sobrehumana en la salvación de las almas. Dio misión en Guadalcanal, y es interesantísima la relación que el mismo religioso, el P. Tirso González, nos ha dejado de ella y de los frutos abundantes que cosechó. No es este lugar para copiar lo que dejó escrito; pero al menos hemos de insertar lo que dice en relación con la devoción a la Santísima Virgen de Guaditoca.
Coincidió la misión del P. Tirso con la traída de la Virgen a Guadalcanal por necesidad de agua, según acuerdo de la Justicia y Regimiento de la Villa, tomado en 5 de Abril, que dice así:
“En este Cabildo se dijo que por cuanto por la grande falta de agua están los panes muy pequeños y los campos muy agostados; y para pedir a Dios nuestro señor nos remedie esta necesidad, valiéndonos del patrocinio y amparo de la Virgen Sma. de Guaditoca, su madre, abogada de esta Villa y nuestra, se acuerda que se traiga a tan divina magestad de su santa casa con toda decencia y veneración el domingo por la mañana ocho del corriente a el Convento del Esp.º Santo de esta Villa, para que desde este se traiga dicho día por la tarde con procesión solemne a la Iglesia mayor, en donde se ponga sitial, para que esté su magestad y que se haga un novenario por cuenta de esta Villa con todos los demás gastos de cera y otras cosas que fueran necesarias, para que con toda decencia y autoridad, que sea posible y esta Villa acostumbra se le hagan. Y para que cuiden de ello fueron nombrados por Comisarios los señores Don Diego Chacón Ortiz y D. Pedro Carranco de Ayala presbíteros, y a los señores D. Alonso Damián de Ortega, Teniente de Alférez mayor, y Don Rodrigo Ventura de Ayala y Sotomayor, veedor y obrero mayor de la Orden de Santiago, para que así juntos, como cada uno de por sí, hagan todo lo necesario en orden a lo referido en este acuerdo; para lo cual esta Villa les da comisión en debida forma.”
Desde Fuente del Arco, salió el P. Tirso para Guadalcanal el Viernes anterior a la dominica in albis del año 1688, acompañado de D. Juan del Castillo, sacerdote de Llerena, muy de la Compañía, y que en la modestia y virtud, es como un jesuita de los más ajustados. No le acompañaba el P. Medina por estar enfermo. Citeles (a los de Fuente del Arco) para la mañana a las seis para otro Sermón, con intento de no predicar más; pero después, por haber sabido que los de Guadalcanal salían sábado por la tarde, a buscar a Nuestra Señora de Guaditoca (que es una Imagen de mucha devoción, a quien traen desde una ermita distante de allí legua y media, en todas las necesidades de agua); me determiné a aguardarme allí a predicar aquella noche; para que el Domingo todos ganasen el jubileo de la hora de la muerte, como se hizo… Por más pronto que quise despachar, no pude salir de Fuente del Arco hasta el Domingo por la tarde a las tres, con que llegué a más de las cinco a Guadalcanal. El P. Peñarrubia había ido a aquella Villa a cierto negocio y aquel día, en que concurrió de los lugares circunvecinos mucha gente en procesión para traer a Nuestra Señora (de Guaditoca) de su casa a Guadalcanal, les había predicado un sermón de ocasión y había publicado la Misión… Todo el tiempo que duró la Misión tuvieron en la Iglesia a Nuestra Señora de Guaditoca con altar muy rico; y la gente, que es devotísima de esta Señora, acudía a visitarla. Con los moradores de esta Villa de buenos naturales y amigos de oír sermón: tocábase a Misión a las cuatro y media, empezábase el rosario a las cinco o cerca de ellas, y estaba entonces la Iglesia llena. Sucedía la doctrina y el sermón, y allá entre dos luces cantaban todos los días una salve y una letanía a la Virgen con mucha devoción.
Por ver en todos tanta hambre de la divina palabra, el martes (de la III semana después de pascua) predicó el P. Andía, y yo eché para el Miércoles por despedida, el sermón de la devoción a Nuestra Señora, sin saber la ocupación que tenían aquel día, pues tuvieron por la mañana sermón a Nuestra Señora de Guaditoca, por haber hecho fiesta aquel día, no sé si el gremio de doncellas, o el de estudiantes, o cierta cofradía… A los dos o tres días de comenzada la Misión llovió excelentemente en Guadalcanal y su comarca; que parece que para darles el agua por intercesión de la Virgen, solo esperó Dios a verlos arrepentidos y llorando sus culpas.”(24)
En 1º de Agosto de 1671 otorgó testamento D. Pedro de Ortega Freire, ante el escribano Juan Rodríguez del Castillo, e instituyó una patronato sobre parte de sus bienes, dejando asegurada la Memoria, que para el culto de Nuestra Señora de Guaditoca fundo su padre D. Alonso.
“Declaro, dice, que Don Alonso Carranco mi padre, labró la Iglesia de Nuestra Señora de Guaditoca, que está en el término de esta Villa, por cuya causa le tocó el derecho de patronato de ella, y a mí como a su hijo: y porque también le toca este patronato a Don Alonso Damián de Ortega, mi hijo, por ser mayor; y el dicho mi padre labró una casa inmediata a dicha Iglesia, quiero y es mi voluntad, que el dicho D. Alonso sea patrono de dicha Iglesia, y que suceda en dicha casa inmediata con su huerta y tierras de los Berriales, que se conocieren por ser míos en dicho sitio, y otras que están lindando con el encinal de esta Villa, y otra suerte que está frente de dicha Iglesia, linde con la dehesa de la Vega, que yo desde luego le mando dicha casa y tierras con cargo de que pague la Memoria que dejó fundada dicho mi padre, que dice el día de la fiesta de Nuestra Señora antes de la Misa Mayor; en lo cual suceda por obra de patronato que en caso necesario fundo, para que dichas tierras y casa las goce el dicho mi hijo y sus descendientes y pase a quien le tocare de mis hijos y parientes más cercanos, excluyendo, como excluyo, a los que no fuesen de legítimo matrimonio.”
Se enterró D. Pedro, según dispuso en el mismo testamento, en la parroquia de Santa María, junto a sus padres; y dejó fundada otra memoria para honra de la Santa Cruz, que se cumpliría el día de la Exaltación de la Santa Cruz.
El P. Tirso González, en la relación de sus Misiones, nos da algunas noticias de un devoto de la Santísima Virgen de Guaditoca y bienhechor de su Santuario. “De Guadalcanal, dice, partimos a Cazalla, el viernes 26 de Abril (de 1668) a medio día, y llegamos entre cuatro y cinco de la tarde, apeándonos en el Hospital de la Caridad. Por haberse caído una pared, y estarse reforzando el cuarto principal, no nos quisieron dejar allí, siendo así que no solo para la edificación, sino también para la comodidad temporal fuera mejor estar en él.
Un caballero mozo, por nombre D. Francisco Maldonado, natural de Guadalcanal, y casado en Cazalla con una señora muy piadosa llamada D.ª Mariana Valero, luego que nos vio en el Hospital, sin tener que comer ni quien cuidase de ello, nos convidó para ir a comer y cenar todos los días a su casa cercana al Hospital y tomó por su cuenta el disponernos en este dos camas; pero yendo a disponerlas y viendo aquiello tan mal parado, se determinó a traernos a su casa, sin que fuese posible resistirnos. Dijónos este señor, que el haberme oído decir en el primer sermón “sin un maravedís entramos y sin un bocado de pan, y de este modo hemos de salir”, le habían movido de suerte para asistirnos, que aunque durmiera al sereno, nos había de hospedar en su casa. El agasajo que aquí nos hizo fue grande; pero tráfago y ruido que en la casa había y la estrechez de las habitaciones, nos hizo estar ahogado y sin poder descansar y dormir lo necesario…
Premió Dios a D. Francisco, la devoción con que nos acogió del modo siguiente: no tenían hijo varón, lo que les tenía tristes; díjeles que se encomendasen a San Ignacio, hiciéronlo así, y antes de un año les dio Nuestro Señor un niño muy lindo, a quien pusieron por nombre Ignacio, y su padre hizo un altar al Santo en reconocimiento.”
En 1673 estaba en Guadalcanal D. Francisco Maldonado y otorgó escritura ante Lope Martín de Alba en 2 de Diciembre comprometiéndose “a que en todo el mes de Mayo venidero… traerá maestros doradores, que doren y estofen el retablo de Nuestra Señoras de Guaditoca, sita en la Vega del encinal de esta Villa, cuya obra ha de ser a costa del otorgante; con tal que el licenciado don Diego Chacón Ortiz, presbítero, Mayordomo de dicha Imagen, haya de sustentar de comida y bebida a los dichos maestros y oficiales en el tiempo que durase la dicha obra, y además de ello ha de dar dicho Mayordomo cuatro mil reales de vellón para ayudar a la costa del dorado.” Se conformó el Mayordomo con las condiciones estipuladas.
De otra donación hemos de hacer mención: Una ilustra dama, D.ª Ana de la Parra, vecina de Guadalcanal, que vivía en la calle de la Dehesa, viuda de Diego Galves, otorgó testamento en 18 de Junio de 1676 y después de nombrar herederos de su hacienda a sus primos Juan de Galves y Lorenzo de Galves, por no tener herederos directos; y de mandar enterraran su cadáver en la parroquia de Santa María en la sepultura que tenía en la capilla de San Andrés, junto a la de su madre Juana Rodríguez de Castro, dejó el siguiente legado: “Mando a Nuestra Señora de Guaditoca una joya de oro con una Concepción con perlas y esmeraldas, y tiene de peso veinticinco adarmes, dentro de una bolsa bordada; y esto sea para el adorno de Nuestra Señora, y quiero que en ningún tiempo sea vendida, y que se asiente en los libros de la Cofradía.” (25)

(1) Historia de la Casa de Herrasti, señores de Domingo Pérez en Granada escrita por D. Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Vera Gadía Maldonado Alvarez de Alcozer Afan de Rivera Ortega Iriarte Salazar Ponze de León. VIII. actual Señor de dicha Casa y de el Palacio Casa Fuerte con Tiros de Artillería Tercias y Alcabalas de la Villa de Padul: Regidor Perpetuo de las Ciudades de Guadix y Alcalá la Real. Quien la dedica a María Santísima de las Angustias. Patrona de dicha Ciudad. En Granada, en la Imprenta de S.S. Trinidad Año 1750 pág. 254.
(2) Guaditoca, nombre árabe; parece compuesto, según D. A. Muñoz y Bosque de Uad que significa río, y de tdaika, que significa angostura, estrechez: todo unido sería Uad etd tdaika.
(3) Expediente de concesión del Patronato de la Iglesia de Guaditoca a D. Alonso de Ortega – Archivo Histórico Nacional.
(4) Pérez Herrasti _ loc. cit.
(5) Este privilegio fue confirmado por el Maestre y Capítulo General en 21 de Septiembre de 1.440, y habiendo surgido debates y contiendas entre las villas de Azuaga y Guadalcanal, nombró el Gran Maestre jueces que dieron sentencia aclaratoria en Guadalcanal a 20 de Noviembre de 1469. Nuevas confirmaciones dieron D. Alonso de Cárdenas en 9 de Mayo 1480 y los Reyes Católicos en 1494 – Archivo Municipal de Guadalcanal – Carpeta de privilegios.
(6) Expediente de la Visita general de ese año –Archivo de Santa María de Guadalcanal- legajo 234.
(7) Estos autos y los demás que se citarán, están tomado de los Cuadernos de Autos Capitulares de la Villa- Archivo Municipal. No ha sido empresa fácil investigar en el archivo del Ayuntamiento de Guadalcanal. Desde fines del siglo XVIII en que se hundieron las casas del Cabildo, no ha tenido la Villa casa propia hasta hace pocos años; el archivo después de la revolución de 1868 se colocó en la Sacristía de la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, lugar a propósito para que la humedad y el abandono acabasen con los documentos que allí se depositaron sin orden no concierto. El actual Alcalde D. José Castelló, accediendo a ruegos del Autor trasladó los documentos que quedaban al Ayuntamiento y actualmente se trabaja en ordenarlos y catalogarlos. Aun quedan muchos de gran valor histórico.
(8) Protocolo de Escrituras –año 1638- folio 185 –Archivo Municipal de Guadalcanal.
(9) Archivo de la Secretaría del Arzobispado de Sevilla.
(10) Estos datos están tomados de la Visita de Capellanías de 1628, Archivo de Santa María de Guadalcanal y de las fundaciones de Capellanías y Memorias. Archivo del Arzobispado.
(11) Pérez Herrasti, ob. cit. casa VIII.
(12) Protocolo de escrituras –año 1671- fº 58.
(13) Protocolo de escritura, año 1638, folio 198.
(14) Este documento y el siguiente están en el Archivo Histórico Nacional – Orden de Santiago – Santuarios, leg. 540.
(15) Protocolo de este año, folio 436. Faltan los folios hasta 445. Dejó una memoria a honra del Apóstol San Pedro, y la cláusula dice así: ”Declaro que habrá diez y ocho años que por ser devoto del Apóstol San Pedro, Príncipe de la Iglesia, fundé una Memoria en que se me dice una Misa cantada el día de su fiesta en la Ermita del glorioso Santo, que está al pie de la Sierra de la Breña, y si faltare la dicha Ermita, se diga en la Iglesia de Santa María de esta Villa, y para ello di una huerta que tenía, linde con la que llaman de la Madre de Dios, y a esta llaman de San Pedro: y mando a mi heredero y los demás que sucedieron tengan cuidado en que se diga la Memoria.”
(16) Partida –“Jueves, veinte y nueve días del mes de setiembre de mil seiscientos y cinco años, yo el Licenciado Francisco Gálvez, Cura de esta Santa Iglesia Mayor, bapticé a Pedro, hijo de Alonso Lucas y de su muger doña Beatriz de Ortega; fue su padrino Diego Díaz de Ortega, su bisabuelo, todos vecinos de esta dicha villa –El Licenciado Francisco Gálvez”.- Archivo de Santa María libro 2, folio 219 vto.
(17) El título de ordenación está unido al expediente de la capellanía que fundó su padre.
(18) Solicitó la capellanía que fundó su padre y pidió la colación en 15 de Enero de 1625 y en el mismo día el Provisor mandó poner los Edictos. En 30 de Enero se hizo la información en Guadalcanal y fueron testigos Pedro de Montemayor y Antonio de Vera Pizarro; y en el mismo día se le dio colación. - Archivo del Arzobispado. Las noticias de Capellanías y Memorias que se han de insertar, cuando estén tomadas de este Archivo, no se hará notación alguna. La sección de Guadalcanal está catalogada por orden alfabético de los nombres de los fundadores.
(19) Pérez Herrasti, ob. cit.
(20) Archivo General del Arzobispado.- Guadalcanal.- Ordin, nº 18- Hay un papel de 1639 en que declara que debe a la Iglesia Mayor 1700 reales “por razón de que en mi se ha rematado la cañama de este año”.
(21) Protocolo – Año 1653 – F. 175. En 1660 Juan Martín, hortelano, arrendó la misma casa por tres años en cien reales anuales - Protocolo de 1660, folio 98.
(22) As. H. N. – Expediente de patronato a favor de D. Alonso de Ortega.
(23) Archivo Histórico Nacional. Expediente de concesión del patronato. Hay otra copia en el Archivo de Sta. María.
(24) P. Elías Reyero, S.I. – Misiones del M.R.P. Tirso González de Santalla, XIII prepósito general de la Compañía de Jesús. 1665-1686. Santiago 1913. Se hospedaron los Misioneros en las casas de Juan Ortega y de D.ª María de Galves, su mujer, de cuyo matrimonio hace el P.Tirso el siguiente elogio en sus Misiones: “En Guadalcanal estuvimos hospedados en casa de unos caballeros Santos, así la muger como el marido: el se llama el Licenciado D. Juan de Ortega, que escribió a Llerena, pidiéndonos con gran insistencia fuésemos a su casa. Ella se dice D.ª María de Gálvez, no tienen hijos; son muy ricos y desean fundar un Colegio de la Compañía. Tiene él un hermano Trinitario descalzo, y por eso trató de fundar un convento de esta religión, que no cuajó. Ahora está más inclinado a la Compañía. Tiene dos hermanos casados, cargados de hijos; para estos quiere la hacienda raíz, y el dinero lo guarda para una obra pía. Yo no le hable palabra en la materia. Tiene un cuarto apartado del ruido de la casa, muy capaz y acomodado, adonde estuvimos con mucha quietud. El afecto y llaneza de estos caballeros, y el amor con que nos trataron y el cuidado con que se desvelaban en agasajarnos, no es decible. Quedaron muy pagados de ver el fruto de la Misión; y D. Juan tomó por cuenta el poner un cuadro grande a nuestro padre San Ignacio en el hueco de una Capilla que está desembarazada en la Iglesia, y es de D. Diego Tamayo, que reside en Cazalla; el cual dio francamente la licencia. El adorno del altar corre por cuenta de otro caballero, llamado D. Diego del Castillo. Para el día del Santo Padre estará compuesto el altar y le dedicará un sermón” D.ª María Gálvez, por testamento otorgado en 16 de Febrero ante Juan Rodríguez Castillo, fundó en su nombre y en el de su marido, ya difunto, una Memoria de una Misa diaria al estipendio de cuatro reales, que se diría en la Iglesia del Convento de San Francisco, dejando el capital necesario en censos.
(25) Archivo de Santa María núm. 231.