lunes, 14 de noviembre de 2011

"El Santuario de Ntra. Sra. de Guaditoca" (XV-2ª Parte)

D.ª María Luisa Fernández, Maestra titular que fue de esta Villa, regaló a la Virgen de Guaditoca una toca de tul bordada de oro, por los años 1850. Una hija de ésta, D.ª Ana Luque, regaló unos vuelos de tul bordados con lentejuelas de oro y ésta misma, en nombre de una persona devota de Cazalla, que no quiso dar su nombre, dio de regalo para la Virgen unas aretas de oro (111) Don Ignacio Vázquez compró en diez mil reales, y donó a la Virgen, saya y manto de terciopelo encarnado con bordados de oro (112), y D.ª Mariana Pérez, en nombre de una persona devota natural de la villa y residente fuera de ella, regaló un vestido. (113)
La piedad de los devotos de la Sma. Virgen de Guaditoca despertaba al fin, y los frutos de su amor y devoción debían pronto manifestarse con amplitud, preparando y disponiendo un nuevo estado y el comienzo de otra época en la historia del Santuario.
El Clero y el pueblo en íntima unión volvieron los ojos a su Madre, y el amor de hijos les espoleó y dio bríos para emprender la restauración de su culto.
Dejemos a uno de los Sacerdotes que con más entusiasmo trabajaron en esta santa obra, Don Lorenzo García Vera, que nos cuente el renacimiento del culto a la Virgen (114)
“En el año 1853, observándose la desnudez en que se encontraba la Santa Imagen y que varios devotos tenían ofrendas limosnas de consideración para la Virgen, pero no se atrevían a entregarlas a D. Francisco de Ortega, conociendo su mala administración, y deseaban una ocasión propicia para que estas limosnas se invirtieran de una manera positiva en atender a alguna de las muchas necesidades que tenía la Virgen; sabedores de esto el declarante, D. Antonio Yanes Gil, Pbro. residente en la actualidad en el Monasterio de San Lorenzo del Escorial, y D. José M.ª Cordo, presbítero de los de esta parroquial mayor, concibieron el proyecto de recolectar las limosnas de que va hecho mérito y las demás que los fieles ofreciesen voluntariamente con fin de comprar un vestido y manto de tisú para dicha Señora de Guaditoca, como lo ejecutaron, recogiendo cuatro mil ochenta y cuatro reales y gastando en el vestido y manto cuatro mil cincuenta y cinco, y los veintinueve restantes se invirtieron en cera para el Mes de María en el año siguiente.
Observando el mismo y algunos otros Clérigos de la parroquia que el culto de la Virgen de Guaditoca cada día disminuía más por el abandono del Patrono, para que no enfriase el fervor de los fieles, convinieron con el Cura de esta parroquia, D. Gonzalo Canelo Hidalgo, por el año 1851, instituir el mes de María trayendo al efecto la Imagen desde el Santuario a esta Parroquia mayor, como efectivamente desde entonces se viene realizando todos los años, a pesar de la oposición del patrono, excepto un año que por intrigas se desistió de traer dicha Santa Imagen, costeando la cera con limosnas voluntarias que al efecto se recogía por los Maestros de instrucción primara D. Juan de la Cruz Trigueros y D. José Muñoz, y haciéndolo gratuitamente los Clérigos y dependientes de la parroquia. Enfervorizado con esto el pueblo, y para asegurar más la perpetuidad de este culto, contrariado constantemente por el Patrono, se reunieron cuarenta personas con el difunto Párroco Don Angel Fernández de Salas y acordaron formar la actual Hermandad de Nuestra Señora de Guaditoca, como efectivamente lo realizaron… Esta Cofradía se ha formado en sustitución de la que antiguamente existió en este pueblo y de las que existían en los pueblos de Berlanga, Ahillones y Valverde”.
Por último: el mentado D. José Llanes Gil “como albacea de D. José León, Presbítero, y en cumplimiento de la última voluntad de éste, gastó en reparar los tejados de la Iglesia, echando techo nuevo a la sacristía y al portal de entrada, 3.000 reales; para cuya obra, haciéndole falta 400 tejas, las compró a D. Francisco de Ortega, que las tenía de derribo de los portales. También con dicha cantidad fundió de nuevo la campana, se cambió el cáliz viejo por otro nuevo, se compró una casulla nueva, completa de todo lo necesario para celebrar, tres manteles con encajes, tres hules, y se cambiaron dos pares de candeleros viejos por otros nuevos. Todo lo cual tuvo efecto en el año 1853”. (115)
Una vez más el pueblo fiel y creyente, devoto y amante de su patrona, veló por su Santuario y por el culto de su Madre y Señora.
Y ocurre preguntar ¿qué se hizo de toda la riqueza que consta tenía la Santísima Virgen en el siglo XVIII? Todo ha desaparecido… Lo que en la actualidad tiene la Virgen de Guaditoca en ropas y alhajas, es un nuevo patrimonio que le han creado sus hijos desde mediados el siglo XIX en adelante: ni quedaron tierras, ni casas, ni portales; solo permanece el Templo.
Vamos a ocuparnos de la fundación de la Hermandad, que es la corona y remate de la obra de la restauración de que venimos ocupándonos.
Ya se consignó como nació la idea; toca ahora decir algo de cómo se llevo a cumplido término. En 4 de Julio de 1862 se dirigió la necesaria solicitud al Gobernador eclesiástico del Priorato, (116) accediendo en 31 de Julio el Gobernador del Territorio a la petición, con tal que se obtuviera Real Cédula de S.M. Remitidos los Estatutos al Tribunal de las Órdenes militares, fueron aprobados el 14 de Abril de 1863, comunicando el Tribunal que se podía acudir a S.M. para obtener la Real Cédula, la cual, en efecto, se expidió en 13 de Julio del mismo año; y en 11 de Agosto el Gobernador eclesiástico sede vacante del Obispado Priorato de S. Marcos de León, D. Felipe Gálvez (117), Teniente de Provisor, Juez eclesiástico ordinario de Llerena y su partido, dio el Auto de aprobación; celebrando la Hermandad la primera Junta en 8 de Noviembre del mismo año.
Aunque nos hemos propuesto terminar estas notas históricas con la reorganización de la Cofradía de Ntra. Sra. de Guaditoca, merecen nuestra atención dos sucesos: la traída de la Santa Imagen a la Villa en 1871 y la restauración del Santuario, que se ha hecho en 1913, y de ellos vamos a ocuparnos, aunque muy brevemente.
En más de una ocasión hemos hablado de las pretensiones del Ayuntamiento de ejercer funciones de patrono del Santuario de Guaditoca, y a fines del siglo XVIII, del acuerdo de la Villa de llevar la Santa Imagen a la parroquia de San Sebastián; en 1871 se renovaron las antiguas pretensiones y lo que no se llevó a cabo en 1789, se hizo ahora.
En 18 de Agosto de 1871, comunicaba el Alcalde D. Modesto de Tena al Cura de Santa María, que “acordada por el Ayuntamiento la venida de Nuestra Señora de Guaditoca, patrona de esta villa… la traslación… desde su Santuario se verificará en la madrugada del día de mañana 19, y en la tarde del mismo día se efectuará su traslación a la Iglesia parroquial de S. Sebastián, con todas las solemnidades debidas”. (118) Se trajo la venerada Imagen y se llevó a la Parroquia de S. Sebastián.
El Párroco de Santa María, D. Juan Climaco Roda, en justa defensa de los intereses de su Iglesia y para reivindicar su derecho, llevó el asunto hasta el Tribuna de las Órdenes militares, recayendo sentencia a su favor en 28 de Enero de 1783 (119) de la cual sólo tomaremos lo más necesario a nuestro intento.
“El Alcalde y el Ayuntamiento de Guadalcanal confundiendo lastimósamente el significado de la palabra Patrono creyeron, o afectaron creer, que siendo la Stma. Virgen conocida bajo la advocación de Ntra. Sra. de Guaditoca, patrona del pueblo, éste, y en su representación el Ayuntamiento, era patrono de la Imagen, y de este error voluntario o malicioso, partieron para ejecutar por sí un acto que no estaba en sus facultades legales realizar, cual era el de trasladar la Imagen desde su Santuario a la población. Aun cuando hubiera sido el pueblo patrono del Santuario de la Virgen, no hubiera podido el Ayuntamiento, sin acuerdo del Párroco de Santa María, practicar la traslación de la Imagen, porque se halla establecido por la costumbre y por decreto del Tribunal de las Órdenes que el Santuario de la Virgen de Guaditoca corresponde al territorio de la Parroquia de Santa María (120) cuyo Párroco es Prefecto de la Cofradía de la Sma. Virgen. Pero el pueblo no es Patrono, pues el Patrono está hoy en duda no obstante haber sido reconocido años hace por sentencia judicial ejecutoria a favor de una determinada familia por haber un individuo de ella construido el Santuario; y por consiguiente ningún derecho asiste al Alcalde y al Ayuntamiento de Guadalcanal para hacer lo que hicieron…”
“La conducta del Cura párroco de Santa María don Juan Climaco Roda (121), fue la que debió ser, y lejos de merecer censura, la sección debe aprobarla reconociéndole los derechos que le asisten en el asunto y que defendió como era de su deber…”
La página más reciente que han escrito los devotos de Nuestra Señora de Guaditoca es la restauración del Santuario en 1913.
Dos años hacía que la Santa Imagen no era llevada a su templo, como es costumbre, una vez terminada la anual novena y función que se celebran en el mes de Septiembre, a causa del estado ruinosos del edificio; y aunque era deseo vehemente de todos los devotos que se hicieran las obras necesarias de reparación y se pusiera la Iglesia en las debidas condiciones de seguridad, por causas muy diversas no había podido intentarse, ni acometerse las obras necesarias.
En Febrero de 1913 se reunió la Hermandad en Cabildo convocado al efecto de tratar de las obras que urgentemente convenía emprender; reinó entre los asistentes la más perfecta unidad de miras, y para llevar a debido cumplimiento los deseos de Cofrades y devotos se nombró una Comisión encargada de reunir las sumas necesarias. Ni tardos ni perezosos los elegidos, en aquella misma tarde dieron principio a su labor, que de antemano podía esperarse fuera coronada por el éxito más completo; las esperanzas fueron pronto una realidad, pues las cantidades recogidas en pocas horas sobrepujaron a los cálculos más optimistas.