jueves, 12 de noviembre de 2009

Capítulo VI (1ª Parte)

Seguimos con la serie de capítulos del libro "El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca", que le estamos ofreciendo gracias a la gentileza de n.h.d. Jose Miguel García Gálvez.
En esta ocasión ofrecemos la primera parte del capítulo VI.

Administración del Marqués.- Obras en el Santuario.- Administración interina de D. Nicolás de Ortega y Toledo.- Dorado del retablo mayor.- Otras mejoras en el Santuario.- Necesidad de agua en 1733 y 1734.- Las andas de plata.- Orden del Consejo para que el Marqués rindiera cuentas de su administración.- Ríndelas la Marquesa por muerte del Marqués.

Cumpliendo lo dispuesto por la Real Cédula de Felipe V., se hizo cargo el Marqués de S. Antonio de todo lo referente al caudal de la Virgen de Guaditoca. De su administración desde 1722 al 1725, no queda otro vestigio que la siguiente noticia que encabeza las cuentas que rindió su viuda en 1748: “por un testimonio autorizado de Antonio Rodríguez, notario que fue en la visita eclesiástica en esta villa, en el año pasado de setecientos y veinte y cinco, su fecha en ella a dos de Noviembre, se justifica habérsele tomado al citado mi marido la cuenta del caudal de Nuestra Señoras de Guaditoca en dicho año y los dos antecedentes, de que quedó alcanzado en trescientos y cincuenta reales, como se justifica de el mismo testimonio que se pone por recado de esta cuenta.” (45)
Por necesidad de agua acordó la Villa en 28 de Abril de 1724, traer la Santa Imagen y nombró Comisarios a D. Nicolás de Ortega, D. Ignacio de Ortega, D. Fernando López de los Disantes, Cristóbal Jiménez, Fernando Gálvez y D. Cristóbal de Castilla Gorgazo.
Permaneció el Marqués en Guadalcanal, hasta el año 1732, en que se ausentó para desempeñar diversos empleos del real servicio; y ni de esos años, ni de los siguientes hasta su muerte, dio las cuentas de la administración del Santuario, las que, como diremos después, hubo de formalizar la Marquesa viuda; por éstas sabemos el estado del caudal de la Virgen y su inversión en aquellos años.
Desde 1726 a 1731, ambos inclusive, quedaron en poder del Marqués las siguientes sumas: “en el año de 1726 recibió mil doscientos cincuenta reales de la feria, después de haber pagado las asistencias de la clerecía, las memorias que se cantan en aquella Ermita, cera, cohetes y el trabajo de las personas que se nombran para cobrarlas durante los tres días de pascual.” En los siguientes años dejó la feria libre 900 reales en 1727; 1125, en el de 28; 865, en el de 29; 1200, en el de 30 y 1310 en el de 31. Las limosnas sueltas importaron en los mismos años 687 reales: y de la renta de la casa de la calle San Francisco “propia de nuestra Señora” setenta y siete reales en cada año; menos en 1728 que quedaron más que 50 después de pagar una reparación.
En estos años “hizo fabricar contra la muralla de la Ermita a la puerta de medio día y enfrente de ella muchos portales para la comodidad de los mercaderes y resguardo de sus mercadurías; y tres casillas para bibanderos y tabernas; y por no encontrar la razón del importe de estos gastos entre los papeles de mi marido, se han apreciado estas obras ahora por Agustín de Robles, Maestro alarife y examinador de la Ciudad de Llerena y valen todas 4.900 reales, como consta de su certificación que acompaña a esta cuenta.”
El reconocimiento de Agustín Robles con el aprecio de las obras es el siguiente al por menor: un portal de arcos de ladrillo, con sus tabiques dobles por delante y por los costados, de suerte que cada uno tiene su división para la comodidad de los mercaderes y sus mercadurías; enfrente de la puerta de la Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca, a la parte de medio día y regulando su manufactura, materiales, piedras, tejas, maderos y alfajías, vale todo dos mil y cien reales.- Una casa nueva contigua a este mismo portal que tiene dos puerta y buen techo y maderaje; vale todo ochocientos y cincuenta reales.- otra casilla contra los portales antiguos cerca de los hornos de ladrillo con sus dos puertas, que todos sus materiales y manufactura valen cuatrocientos reales.- otra casilla junto a la pastelería que vale quinientos reales y los portales fabricados contra la muralla de la Ermita a la parte del sol de medio día (46) dispuestos para la comodidad de los mercaderes, valen mil y cincuenta reales. De suerte que todas estas partidas importan cuatro mil y novecientos reales, que es el justo valor de las obras.”
En estos mismos años se hicieron otras de importancia en el Templo, a saber: la construcción de bóveda de la Iglesia, el coro con la escalera de subida y el campanario; de lo cual dio Agustín de Robles la siguiente carta de pago.

“Como Maestro Mayor y Alcalde y examinador de oficio de alarifes y Maestro de obras nombrado por el Cabildo de la Ciudad de Llerena, de donde soy vecino; certifico que he recibido de el señor Marqués de San Antonio, caballero del hábito de Santiago, vecino de esta Villa de Guadalcanal, Patrono y Administrador de la Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca en término de ella, y en diferentes partidas once mil y doscientos reales de vellón en especie de dinero; y cuarenta arrobas de vino a precio de seis reales cada una, que es lo mismo con que tomé de mi cuenta, cargo y riesgo la obra que he concluido con otros compañeros en la Iglesia de dicha ermita, siendo de mi cargo también hacer y poner todos los materiales, que se ha reducido a hacer de bóveda todo el cuerpo de la Iglesia con sus arcos y estribos correspondientes, coro, escalera y campanario; quedando a mi utilidad todas las maderas que sostenían la techumbre antigua, pues así se ajustó don dicho señor. Además del dinero del vino que antes se expresó y para resguardo de su señoría doy el presente, que firmé en Guadalcanal a veinte y cuatro de Junio de mil setecientos y veintiocho = Agustín de Robles = Son 11.400 reales.”

Importaron todas estas obras diez y seis mil trescientos cuarenta reales: y como el cargo de estos años fue de ocho mil ciento cincuenta, quedó un déficit a favor del Patrono Administrador de cinco mil ciento noventa reales.
A 23 de Febrero de 1732 salió el Marqués para Llerena a encargarse de su gobierno, para el cual había sido nombrado por S.M.; quedó, durante su ausencia, que duró hasta 1743 (47), encargado de la Administración del Santuario, su hermano D. Nicolás de Ortega y Toledo. Dejó D. Nicolás una “memoria de la cuenta que he llevado, dice, de las limosnas que he percibido de la Milagrosa Imagen, mi Señora de Guaditoca, desde Febrero del año pasado de 1732 y lo que he gastado en el adorno y culto de su Santa Casa, desde cuyo tiempo ha estado a mi cuidado, por haberse ido el Marqués de San Antonio, mi hermano, a el gobierno de Llerena el día 23 de dicho mes.” De ella tomaremos algunas noticias.
El ingreso de la feria en el año 1732, después de pagar los gastos, fue de 1.407 reales, que entregaron Andrés Blas y Francisco Robledo, a cuyo cargo estuvo la cobranza; en el siguiente entregaron los mismos 950 reales. Desde 1734 al 1738 este ingreso, como se dirá después, se dedicó a otro fin y no se incluye por ello en las cuentas de D. Nicolás. En el año de 39, los mismos comisarios entregaron 607 reales “como consta del libro que para en poder de Cristóbal González Triguero, adonde se sentaban las limosnas de todos los años”; más 36 reales que estaban en poder de este: en los años 40 y 41 corrió con las limosnas de la feria Robledo solo, y entregó respectivamente 801 y medio y 687 reales: en el año siguiente D. Juan de Ortega entregó 1.195 reales y medio.
De la casa de la calle S. Francisco se recibieron, pagados los reparos, 697 reales. También hubo un ingreso de 227 reales en dos años, por arriendo de un buey, propiedad de la Virgen, a un vecino de Almadén. Importó, pues, el cargo en los diez años 6.908 reales, sin la cantidad que se dedicó a las andas.
Durante esos años se hicieron y pagaron obras importantes en el Santuario. La cuenta que rindió D. Nicolás, al volver el Marqués su hermano a encargarse de la administración, las enumera con el coste que ocasionaron: “Se gastaron en el año 1732 dos mil y ochocientos reales vellón en el dorado del retablo de la capilla mayor, en cuya cantidad lo ajustó mi primo D. Diego de Ortega, con dos doradores de Sevilla: más se gastaron veinte y cuatro reales que se le dieron a D. Juan Pérez Carrasco para ayuda de las Misas que dijo en la Iglesia de Nuestra Señora; más se gastaron diez pesos de a ocho reales de plata para su rostrillo para la Virgen por mano de Sor Francisca de Santa Ana (48) quien lo ajustó el día 14 de Abril de 1736; más se gastaron el día 26 de Abril de 1737 tres pesos de a ocho reales de plata para comprar cuatro varas y argollas para el palio; más se gastaron siete reales que llevó el carpintero por cepillarlas, cuyas dos partidas fueron por mano de D. Ignacio de Ortega, quien compró las argollas y dichas varas; más se gastaron dos mil reales vellón en los que se ajustó el estofado de la capilla mayor con Juan de Brieva, vecino de Llerena; más se gastaron doscientos y treinta y dos reales de dos carretadas de maderos para los andamios, sogas y alfagías en el año de 1739; más se gastaron el día 18 de Abril de 1740, doscientos reales vellón en cien tablas que compré a Luis de Baena, vecino de Cazalla, quien las llevó a la casa de Nuestra Señora; más se gastaron sesenta reales vellón, el día 21 de Mayo de 1741, de un rostrillo que se hizo en Berlanga a la Virgen, y lo demás de su costo lo suplió la Cofradía de Nuestra Señora de aquella Villa; más se gastaron mil y seiscientos reales vellón que se le dieron a el dicho Juan de Brieva, a su muger e hijo José de Brieva, por haber fallecido su padre, en cuya cantidad se ajustó el estofado de dos naves de la Iglesia de Nuestra Señora con que se acabó el día último de Julio de 1741; más se gastaron siete reales vellón de dos libras de alambre para hacer una reja en la Iglesia; más se gastaron el día 26 de Enero de 1743, sesenta y cuatro reales vellón en cercar el corral de las casas de Nuestra Señora, que los ganaron Domingo el albañil y dos peones.” Importaron los gastos 7.289,26, quedando un alcance de 381,26.Hace una advertencia, después del cierre de la cuenta D. Nicolás y dice: “se previene que la nave de los colaterales la estofó el hermano José, la cual costó cuatrocientos y veinte reales, para los cuales percibió trescientos y treinta del buey que vendió en el Almadén; y así mismos costeó un retablo de los dichos colaterales que le costó seiscientos reales y el costo de traerlos ambos de Llerena: y el otro lo construyó por mi devoción y con dos becerros que a la Virgen le dí: y por ser todo cierto, según mi conciencia, así lo declaro y firmo esta cuenta en Guadalcanal a once días del mes de Marzo de 1743 años – Nicolás.”