lunes, 27 de septiembre de 2010

Tan sólo el viento....


Es difícil describir con palabras lo que siente nuestro corazón al dejar a una Madre en la lejanía física, en la distancia hasta que pasen siete meses. Sólo es explicable al saber que Ella estará presente día tras día, noche tras noche, en nuestro corazón, que aunque no la tengamos cerca por la distancia, estará presente en nuestro pensamiento, en nuestra memoria, en cada gracia y en cada súplica durante todo el invierno.

"Tan sólo el viento consiga a la Pastora acompañar.." dice la plegaria. Y cierto es. Serán los vientos de la Sierra los que acompañen a la Patrona de Guadalcanal durante estos meses. Esos vientos que llegarán a la Ermita desde la Sierra del Agua o del Viento, y que le llevarán a la Virgen de Guaditoca los besos que le lanzan los niños de nuestro pueblo al cuadro de sus casas, las súplicas y rezos de todos sus jóvenes y adultos, y el desconsuelo de enfermos y ancianos que buscan en su mirada la Esperanza para seguir junto a Ella en la tierra. Serán los vientos frescos de nuestro pueblo los que nos traigan el aroma a flores de su Ermita, cargados de fe y esperanza para volver a sus Plantas cuando llegue la primavera.

Difícil resulta que salgan las palabras hoy, cuando las lágrimas por dejarla sola nos llenan los ojos y desbordan todas nuestras emociones. Pero la esperanza cierta de que nos encontramos bajo Su protección hará que las fuerzas renazcan de nuevo sólo con mirarla en una estampa gastada por los besos, que cada noche nuestro último pensamiento se vaya hasta su Ermita y allí se quede para siempre, con Ella y por Ella. Porque hoy, en su ausencia, es cuando nos damos cuenta que nos hace más falta que nunca, que sin Ella no podemos vivir, que Ella es timón de nuestra vida y Reina de nuestros corazones. Con esa certeza soñaremos hasta que llegue Abril y La tengamos de nuevo entre nosotros.